viernes, 12 de diciembre de 2008

Nosotros, los violentos

El discreto encanto de la hipocresía. Discurso contra el discurso anti violencia

Cada vez que sucede lo que hemos asimilado culturalmente como “acto violento” o “atentado terrorista”, todo el mundo se apresura a sentenciar que “la violencia no nos lleva a ningún sitio”, y declara veredictos como “yo no soy violento” o “yo no apoyo la violencia”.

Si el diccionario fuera más preciso, recordaría que “violencia” es una palabra que siempre se refiere a otros, nunca a quien la emplea. Los violentos siempre están al otro lado y nunca son nuestros amigos. Y luego, según convenga, se puede meter a todos los violentos en un mismo saco donde están sus amigos, sus vecinos, sus compañeros de viaje y hasta los que “comparten posiciones con el entorno”, como han acusado esta semana a Soziedad Alkoholika para conseguir suspenderles un concierto en Madrid. Mucho ganaría el lenguaje, y nosotros, en honestidad, si pudiéramos aplicar una expresión que hablara de “nosotros, los violentos”, igual que con otros grandes éxitos de la lista de la hipocresía como “nosotros, los racistas” o “nosotros, los machistas”.

Pero para hablar de violencia no hace falta mirar a las grandes guerras… en lo más pequeño encontramos infinitas dosis de violencia. En nuestras formas de comunicación, en la forma de hablar, en la forma de mirar. En el tono, en nuestros gestos. Y la utilizamos según convenga. Constantino Bértolo admitía recientemente que “escribir es un acto de desigualdad –uno habla y otro calla– y, por ende, conlleva violencia”. Qué violencia no habrá cuando atropellamos las palabras del otro o cuando mediante la firmeza podemos convencer al otro de nuestros intereses. Porque no es lo mismo para una persona que para otra la violencia recibida: cada una tiene su límite físico y emocional a la violencia que recibe, lo que define la ecuación y explica que a veces se pueda dominar al otro utilizando muy poquita fuerza sobre él, o que quien está en una situación de poder pueda sobrevivir sin necesidad de mantener el uso de la violencia que le hizo posible colocarse en esa posición social, o que para equilibrar el poder haya que recurrir a altas dosis de violencia.

Los mejores maltratadores no son ogros a los que se les va la mano porque la sopa se les haya quedado fría, sino los que saben hacer daño atacando con maestría y un par de palabras venenosas el lado más vulnerable de la vida y las heridas abiertas. Día tras día, la mejor de las torturas para invisibilizar al otr@, hacerle sentir pequeñ@, perder su amor propio o su alegría... y para conquistar el poder, primero, y salvaguardarlo después. Un esquema que se repite en los ámbitos económicos, sociales, de género…

La violencia. Llevo tiempo dándole vueltas a si habrá algo más violento que negar hoy en día el trabajo a la gente, o arrebatar la pensión a un anciano que regaló 40 años de su vida al trabajo, o arrebatarle la vida a un joven que tendrá que vender barata su fuerza de trabajo y su dignidad para pagar una hipoteca de 40 años por una vivienda. O vender un sistema de salud de primer nivel, que era de todos, a empresas privadas para convertir la salud de cada individuo en un rentabilísimo negocio en el que si no tienes para invertir, no eres atendido. O si no será más terrible no compartir el pan que directamente robarlo, de la misma forma que es más miserable no tender la mano a quien ha caído al pozo, sabiéndole necesitado, que arrojarlo al vacío. Y nadie se plantea ese dilema en un país que resurgió de la emigración, y que no tiene ninguna intención de tender la mano a los miles de subsaharianos que tratan de salir del pozo en el que viven, queriendo vencer al hambre invencible.

Todos somos violentos
En la sociedad de clases todos somos violentos, ya que siempre hay alguien más pobre al lado, e interactuamos los unos con los otros como las lentejas en un saco cuando se mete una mano y todas las demás se mueven. ¿Acaso no es violencia pasear un BMW último modelo vistiendo un polo de marca que vale él solo un cuarto del salario de mucha gente, ante los ojos de los que no tienen medios para llegar a fin de mes? ¿Hay mayor violencia que la opulencia? Si a la opulencia la sumamos la inconsciencia, encontramos casos como los de las señoritas que se perfuman con el jazmín arrancado por niños egipcios, para tomarse las copas más caras en los clubs más selectos. O quienes llevan abrigos de piel previamente arrancada a tiras a otros seres vivos. O los que visten orgullosos la ropa que todos sabemos que está construida por niños en los telares de la espalda del mundo. Hay suites de hoteles en las capitales europeas que sobrepasan los mil euros la noche, y muchos yuppies inconscientes pasan fines de semana en París o Viena, derrochando litros de combustible para alimentar un avión gastando sumas de dinero (que no es sino otra forma de lenguaje, la forma impresa de ratificar una apropiación del trabajo ajeno) que suponen una burla violenta para los demás. Están también los que no tienen un ocio más interesante (ni más inconsciente) que comprarse un coche deportivo o un todoterreno para correr, destilando con el petróleo derrochado la sangre derramada de tantos pueblos pasados por la piedra imperial para mantener un comercio violento y en guerra permanente.

Violencia cotidiana la sufrimos en los atracos legales de los bancos y sus comisiones, las operadoras de telefonía, los precios del transporte que se encarecen tanto si sube como si baja la gasolina (aunque sean eléctricos). Violencia en la oficina, degradaciones laborales asumidas por el pacto implícito de que el principio de autoridad va dentro del salario. Violencia sobre la mujer que cobra menos por trabajar lo mismo. El joven que trabaja gratis. Los que echan más horas sin que les pidan permiso. Violencia porque no tienen la forma de negarse, ni sindicarse, ni recordar que somos seres humanos, y no recursos humanos. Violencia multinacional en los anuncios de EREs nuevos para mantener la cuota de beneficios viejos. Violencia la del especulador bursátil, que en un solo día deja en la pobreza a un país entero arruinando una moneda.Violencia la de un país que tras más de una década de boom económico mantiene la cifra de ocho millones y medio de personas por debajo del umbral de la pobreza. La misma cifra que hace diez años, ahora que estamos a las puertas del crash. Violencia es que aún existan barrios marginales, y en uno de estos días una explosión de gas se lleve por delante la vida de tantas personas en Gavá. O la de los dos bebés, que vivían en una infravivienda con su abuela, en un incendio en Villaverde la noche anterior. Violencia nocturna la de las excavadoras invisibles que entran en la Cañada Real a tirar casas donde vive gente. O la de las redadas policiales en los barrios pobres que acogen a la inmigración pobre que nunca pisó los barrios ricos (donde llegan de uno en uno y con dinero), empujándoles al delito como única alternativa y a la mara como forma de supervivencia en grupo.

Violencia en el campo de fútbol, en el hincha Santos Mirasierra que tira una silla a un policía y le caen tres años de cárcel..., pero nunca la de los grandes delincuentes que habitan el palco, que son los mismos que atentan contra el medio plantando hoteles y campos de golf en delicados entornos protegidos de la geografía peninsular. Violencia en los espectáculos de la plaza de toros, maltrato animal en los espectáculos de circo, zoológicos y demás ferias artificiales. Violencia porque vayas a comprar fruta y te vendan plástico a precio de oro, mientras el agricultor malvive. Violencia la de los cultivos industriales que devastan la tierra. Violencia que esté permitido verter veneno a los ríos y tóxicos al aire y a los invernaderos. O alimentar al ganado con basura en los centros de exterminio donde viven los animales hacinados para que después de pasar por el laboratorio llegue a tu mesa lo que crees que es carne. Violencia transgénica la de la industria de la violencia.

Violencia en la familia, donde un “inútil” vale más que mil cachetes. Violencia la del abandono, la dosificación del cariño, la infravaloración. Violencia en la escuela, en la que eres un paciente sin sueño mirando el reloj sin magia, hasta que pasa la infancia y el tiempo de los juegos, y te entregas a la violencia del mundo laboral. Violencia entre niños para repartirse la frustración de los padres. Violencia en la pareja donde todos los mecanismos de poder están en la agenda diaria, y se hacen reales mediante una violencia de silencios, chantajes emocionales... Violencia en la dosificación del deseo. Violencia sexual, en los juegos de poder machista de ciertas formas de erotismo. Violencia patriarcal, contra la mujer y contra el hombre. Violencia contra las otras formas de la sexualidad. Violencia en las bromas, en la ridiculización. Violencia la que no guarda respeto al otro por sentirse diferente. Violencia en la dictadura de la moda y sus bombardeos cotidianos de cuerpos photoshop, talla única y sus 24 horas de anuncios ininterrumpidos.

La violencia, lenguaje universal
La violencia es un recurso utilizado cada día. Para abaratar el mercado de trabajo, para bajar los precios de las materias primas. Violencia para educar al niño, violencia la de sus juguetes bélicos, atado a la pata del televisor. O para educar al perro o al gato, para que sean nuestros peluches domésticos. ¿No es asquerosamente violento tener por capricho en el salón a un pájaro encerrado de por vida en una jaula? Violencia en los cadáveres expuestos en los escaparates de las carnicerías y en los animales vivos enjaulados en los escaparates de las tiendas exóticas. Violencia que el Estado pague la vacuna más cara y más inútil de la historia a las farmacéuticas con la excusa de prevenir el cáncer de cuello de útero y con el resultado de controlar el miedo a la sexualidad de millones de niñas y adolescentes. Violencia en el escandaloso número de episiotomías, fórceps y cesáreas practicadas en los partos hospitalarios. Violencia democrática la de que se vuelva a repetir el referéndum europeo en Irlanda, pero ahora con promesas de créditos nuevos, ya que el referéndum de hace tan solo unos meses no tuvo validez porque los irlandeses dijeron que no. Violencia la de los CIEs, cárceles de inmigrantes donde cada día entran, para permanecer durante meses, cientos de personas cuyo delito es no llevar un papel encima. Violencia tras las interminables rejas de las prisiones invisibles, cuyos muros están hechos para esconder el terror y que a nadie le dé por cuestionar si hay democracia. Violencia adormecedora la de la droga suministrada por el Estado, ya sea en forma de heroína, tabaco o televisión. Violencia la de la publicidad que vende modos de vida inalcanzables como atractivas trampas.

Con violencia desalojan a los mapuches, y a toda clase de indios, las empresas españolas para hacerse con los recursos por América Latina. La mano invisible del mercado reparte fusiles en el Congo para los 30.000 niños soldado que se matan entre ellos por sacar el coltán de nuestros teléfonos móviles. Este invierno, como el pasado y como el que vendrá, el gas argelino de un pueblo degollado calentará nuestros hogares occidentales. La violencia es la misma siempre, sólo que según quién la utilice y cuáles sean sus objetivos, vendrán los matices y las exculpaciones. Como ocurre entre los héroes y los villanos, la diferencia está en quién escribe la historia. Eso sí, puestos a clasificar, hay dos tipos de violencia: la que sale en los medios (y asumimos como tal) y la que no. Los noticiarios, productores de odio y de opinión, están hechos de violencia. Y una mano invisible va moviendo los hilos para dirigirla hacia nuestras conciencias. Carlos Palomino fue un violento porque se plantó sin armas frente a una manifestación fascista. Violentos son los que atacan una comisaría en Madrid en repudio por el asesinato policial de un muchacho de 15 años en Grecia; pero nunca los policías que, armados con armas reglamentarias y no reglamentarias, detuvieron salvajemente y de forma aleatoria a varios jóvenes en el centro de Madrid. Los que mataron a Alexis Grigoropulos eran defensores de la ley que se excedieron en un incidente de consecuencias trágicas.
Violentos, sin duda alguna, son los que asesinaron a Inaxio Uria, constructor del TAV-AHT. Pero nadie cuestiona (y ahora, menos) que haya violencia en el proyecto de agujerear el territorio vasco por entero con más de cien túneles y conductos, en la mayor obra pública de la historia vasca, para demostrar definitivamente que la vida rural cedió paso a la urbe y para que un grupo de empresarios con el corazón lleno de hormigón se llene los bolsillos. Una violencia que amenaza a 300 baserris (caseríos) donde se practica la agricultura respetuosa con el medio. Nadie recuerda que en las obras del TAV-AHT murió un trabajador rumano hace unas semanas, porque nadie ve violento ese proyecto, y vale más la vida del constructor que pone la pasta que la del constructor que pone la vida, aunque en este caso hayan acabado los dos en el mismo hoyo que están abriendo. Violencia es utilizar ese atentado político para convertir el atentado ecológico en “un símbolo de la libertad”. Y casualmente, ambos actos terroristas firman con la misma letra ("ETA" = "Y" en castellano). Y ambos actos han sido preparados y planeados siguiendo el mismo método: en un oscuro despacho y de espaldas a la gente.
Es violencia la del que ejecuta al ejecutor del plan, pero no es violencia la de quien encierra de por vida en la cárcel a quien lleva a cabo esa otra forma de violencia por todos reconocible. Sin embargo, también estos días murió un chaval de 23 años, Pedro Varela, en su primer día de trabajo en la construcción y no le dedicaron ni un pequeño espacio en el tediodiario. Trabajaba en una subcontrata, sin formación ni seguridad, y cayó a una fosa de 25 metros ahorcándose con un estribo. Un suceso que comúnmente asumimos como una desgracia, para la que poca gente va más allá y ve responsabilidades claras y directas.“Del Estado al hombre, es orden; del hombre al Estado, violencia”, cantaba Evaristo, depende de dónde venga la violencia para que la llamemos así. O paz. Los ejércitos nunca son un ejemplo de violencia, sino de “intervenciones humanitarias”. Tiran bombas como el agricultor semillas: para sembrar la paz. El pánico y las tragedias son para los literatos, que viven del sufrimiento ajeno.

¿Alguien está limpio para condenar la violencia en este capitalismo/canibalismo de casino? Claro está que eso también es una cuestión de poder y, si un día el Vaticano condena la Inquisición o los genocidios cometidos por la Iglesia en el nombre de Dios, o un gobierno USA condena el papel yanki en todas y cada una de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX en el nombre del dólar, o la industria farmacéutica pide perdón por condenar a muerte a millones de seres humanos que no pueden pagar sus patentes, habremos avanzado algo. Otra cosa bien distinta es criticar las estrategias, y que no nos parezca útil o inteligente volar un puente, practicar un sabotaje, crear una guerrilla o atracar un banco; o que ciertas formas de violencia signifiquen un atraso individualista para los movimientos populares y las luchas colectivas. Pero eso no nos convierte ni en no violentos ni en pacifistas.

Y es que para utilizar la violencia (según el diccionario, utilizar la fuerza para conseguir un objetivo) no implica coger el machete: en la lucha de clases, no hay nada más revolucionario que la huelga (bajar los brazos y levantar la cabeza) para violentar el estado de las cosas; de la misma manera que en la lucha por los derechos de la mujer no hay forma más radical de subvertir el estado de las cosas que el empoderarse a sí misma. Gandhi venció al ejército con la fuerza de la resistencia y la desobediencia civil. Actos sin armas para violentar el patriarcado o el capitalismo hasta desmoronarlo.

Algo hemos ganado desde que se asumió la expresión de “terrorismo machista” para referirnos a la violencia de género contra la mujer. Y quizá algún día llegaremos a pasar esa frontera de ser esclavos incapaces de ver atentados contra la vida en los ecocidios cotidianos, en el maltrato animal, o en la explotación del hombre por el mercado. Pero no será fácil conseguirlo en nuestra cultura de la era de la manipulación y el abuso de poder del lenguaje por el inconsciente que nos gobierna, ya que la palabra violencia tiene tantas caras como la palabra hipocresía.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Abenduaren izotza (Mikel Laboa, 1934-2008)

Goibelduraren kaleetatik, kanta hau zuretzat. Hitz bakartiak, emozioaren mintzoa. Baga, biga, higa, laga… bihotza zein handia den, bizitza zein laburra den. Hiria, euria. Gau, ilargi, guau! Isiltasun, maitasun… eta nire tristuraren itxasoan zu zara.
Mikel, gogoan zaitugu!

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El mes del silencio

"Na casa, sostida a penas por esa desgana en morrer que teñen as ruínas,
escóitase o outono descalzo polas lousas"
(Manuel Rivas)

Manuel Rivas habló hace tiempo de la necesidad de practicar la ecología de las palabras. Escribir lo necesario y liberar al lenguaje de la hojarasca retórica. Que no sobre una coma, que la frase no sea más larga de lo que quería ser. Escribir en conjunto como práctica antiegótica para ponerle una dosis de cariño humano a las palabras.
También está, claro, la versión marxista en la dialéctica de las cosas: “es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”, que dijo el gran Groucho.
En mi adolescencia me dio por escribir un diario para mis noches de invierno. Y llegó un momento, meses después, en que me di cuenta de que había abandonado el precioso hábito de comunicarme con el silencio en la hoja en blanco a la misma hora cada noche… y decidí lanzarme a escribir un diario nuevo en la región imaginaria de la soledad del cuarto. Al tiempo, me di cuenta de que ambos comenzaban la misma fecha, en dos años distintos y consecutivos: el 1 de noviembre.

El otoño, una estación inspiradora para este tiempo de recogimiento. El lugar desde donde parten los sueños del alma. Este mes me encerré a escribir un cuento, y aunque no recuerde si lo comencé el día 1 (a estas alturas ya no me queda ninguna duda de ello) el chivato del blog sí delata mi silencio para este mes de noviembre.
O quizá no tenía nada que decir.
Un escritor sostenible. Escritura respetuosa con el medio, en un mundo que nos educa en las palabras de más, sumergiéndondos en el ruido de fondo y nunca en el silencio.

lunes, 27 de octubre de 2008

El frío de los erizos

En la calle un paquistaní repartía propaganda, y cuando se fijó en mí no supe cómo devolverle la sonrisa.
Vi pasar cerca de mí una manifestación a la que me quise sumar si hubiera tenido tiempo, y no encontré palabras de apoyo que regalarles ni un granito de ánimo que dejarles en el camino.
Más adelante, intenté ayudar a la anciana con su carrito a subir las escaleras, pero ella se aferró al trasto y no quiso saber de quién la molestaba…
En el bar me encontré a un joven yuppie en decadencia tomando algo con sus compañeros de ruina. Su impecable chaqueta se le había descolgado de la silla y estaba frotándose contra el suelo…, y no fui capaz de indicárselo sin que pensara que mi odio de clases se la había tirado al pasar.
Vi pasar frente a mí, a primera mañana, una mirada cómplice sin camino de vuelta. Una risa con eco golpeándome dentro. Un llanto, también, que no encontré manera de consolar con la suficiente ternura. Un querer estar juntos y un no saber cómo decir “gracias” ni “cuenta conmigo”. El pudor de no saber nunca decir "te quiero".
En tus ojos, la carta que comencé a escribir mil veces, la postal que nunca envié, un teléfono descolgado… heridas que la sociedad de la información nunca podrá sanar, por más que la tecnología desarrolle la inteligencia artificial, porque habitan las galerías del alma y el corazón.

Y sonaba de fondo la canción con la que Sagarroi hizo magia sobre unos versos de Joseba Sarrionandia:

Mendian negu iluntzean / sagarroiak hotzak daude / zelan berotu ez dakitela
Banan bana jarriez gero / hotzak gupidari gabe /jotzen dituelako
Eta batak besteari / beroa emateko / elkar hurbilduez gero
Orduan eztenak / tolestu ezinik / elkar minduko dutelako
Ez da erraza hurbiltasun pundu egokia


"En el monte, en los atardecer de invierno
los erizos tienen frío
pero no saben cómo darse calor…
Si se ponen de uno en uno
el frío les atiza sin piedad
Y si se colocan para darse abrigo
el uno junto al otro,
al no poder plegar las púas
se dañan entre ellos…
Es tan difícil encontrar un punto idóneo de cercanía…"

lunes, 6 de octubre de 2008

Una imagen vale más...


...podrán venir los teólogos del libre mercado, los keynesianistas, los productores de pánico, los vendedores de miedo, los que se alimentan de promesas, los que roban el futuro, los vendemotos, los compraliebres, los sinpresente, los engordaburbujas, los serviles, los pasotas, los ingenuos, los felices, los eternos enfurruñados, el BCE, la Reserva Federal, el BM, el FMI y la Santa Compaña del Gran Capital en el desfile portando la bandera de sus razones segundo sí segundo también ante los grandes medios...
...pero ninguno será nunca tan certero como El Roto.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Carabanchel


Desde los barrotes de la celda se deja ver la vida del barrio. Las terrazas con sus plantas, la ropa tendida llena de colores… Al fondo, las largas torres de viviendas.
Pero la realidad aquí solo tiene ocho metros cuadrados. Y la vida en el patio hoy sólo reside en un árbol que se hizo fuerte entre las amarguras y la resistencia humanas, testigo de los peores horrores durante 60 años.

Mil presos antifascistas levantaron la cárcel de Carabanchel en 1940. Y en ella estuvieron recluidos durante toda la dictadura miles de presos políticos. Allí pasaron sus últimas horas Granados y Delgado (dos jóvenes anarquistas ejecutados por un asesinato que nunca cometieron) y los últimos cinco presos (tres del FRAPP y dos de ETA) sobre los que cayó la firma del verdugo sin que le temblara la mano, y de los que ayer se cumplieron 31 años de su fusilamiento en Hoyo de Manzanares sin que nadie los recuerde. Al final de la historia, la lucha antifranquista, la COPEL… consiguieron una amnistía general a cambio de una amnesia general, que es la que hoy “disfrutamos” todos (en la cárcel ha seguido entrando gente desde el 77 hasta hoy y buena parte de ellos son presos políticos –aunque recuerdo la frase de Haro Tecglen de que todos los presos son políticos y la suscribo). Al fin y al cabo, la palabra tiene la misma raíz griega y ambas significan olvido. Pero este museo de la represión franquista no debe perderse en esa misma amnesia.

Con la llegada de la autodenominada democracia, vinieron los motines de la COPEL. Y después de un documental de TVE de los años 90, que sembró la polémica porque demostraba que las cárceles no son más que centros de exterminio donde se hacina a la población marginal (el 80% de los presos lo son por delitos menores, como robos con intimidación (los grandes ladrones que estafan 1.000 millones nunca entran), y la cárcel nunca cumple su función porque no reinserta a nadie, ya que el 75% reincide al salir a la calle y comprobar cómo sus heridas personales, familiares y sociales, lejos de cerrarse, se han abierto en canal) y dentro se les empuja al abandono, a la heroína, al sida y a la muerte lenta…, se inició el proceso para sustituir la cárcel por una comisaría y una cárcel de las que hoy cumplen una actividad más útil para este sistema que nos educa en la violencia y el robo y luego hace efectivo su monopolio para encerrar a quien le sobra y a quien lucha contra él: los Centros de Internamiento de Extranjeros. Y el resto del recinto para especulación urbanística. "Esta prisión tiene piel y huesos", dice un miembro de la Asociación de Vecinos para mostrar que no se podrá borrar de la memoria aunque la derriben.

Entrar en ella, aunque hoy sea un recinto abandonado y saqueado, sigue siendo una oportunidad de por visitar uno de los lados oscuros de la democracia. Se hace necesario acercar la sociedad civil a la cárcel, que hoy acoge ya a 70.000 personas, y buena parte de ellas son mujeres. Entrar para que por la ventana salgan vientos de libertad y no aires fétidos de podredumbre, como muestra la bonita película "El patio de mi cárcel" de Belén Macías.

Los presos acostumbran a decir que los muros no están para proteger a la gente de los reclusos, sino para esconder a los que viven fuera del terror y las horribles formas de vida que se dan en los módulos penitenciarios. También dicen que, una vez dentro, lo raro es que no te quieras morir. Y por eso en los pasillos de las plantas altas de las galerías ponían redes para evitar la tentación a los internos de tirarse al vacío.

martes, 23 de septiembre de 2008

Mapa lírico-político contemporáneo de la margen izquierda vasca

La voz: Egin, Egin Irratia, Euskadi Información, Egunkaria, Gara…220.000 ojos, 220.000 oídos.
La piel: Benito Lertxundi, Bernardo Atxaga, Jon Maia, Mikel Laboa, Joseba Sarrionaindia, Itoiz, Pantxo ta Peio, Oskorri, Hertzainak…
El viento: Soziedad Alkoholika, Berri Txarrak, Su Ta Gar, Fermin Muguruza, Manu Chao, Pirrintx eta Porrontx, Gaitzerdi…
Las raíces: el viejo roble, AEK, las ikastolas, el euskara, Aia, Jainkoa, Aitor, Galíndez, Basajaun, la pelota, la margen izquierda, la batalla de Euskalduna…
La tierra: Itoitz, Lemoiz, Lakabe, Artozki…, los gaztetxes urbanos…
La palabra: Herri Batasuna, Herritarren Zerrenda, Euskal Herritarrok, Batasuna, Autodeterminaziorako Bilguneak, Abertzale Sozialistak, Abertzale Sozialisten Batasuna, Acción Nacionalista Vasca, Partido Comunista de las Tierras Vascas… de 180.000 personas a 300.000 bajo las siglas que sean.
La piedra: Jarrai, Haika, Segi, Askatasuna, la kale borroka, la mendi borroka, Gestoras ProAmnistía…
El hacha: Melitón Manzanas, Carrero Blanco, la V Asamblea, Tomás y Valiente, Miguel Ángel Blanco, Ernest Lluch, la T4… así hasta más de 800 cruces dispersadas por la geografía peninsular.
La bota: Franco, UCD, PSOE, PP, PNV... Guardia Civil, Brigada Político-Social, Ertzaintza… régimen militar, guerra sucia, dispersión, aislamiento, dispersión dentro de la dispersión, doctrina Parot…
El látigo: Proceso de Burgos, sumario KAS-ETA-EKIN, sumario 18/01, sumario 18/98… Tribunal Militar, Tribunal de Orden Público, Audiencia Nacional, Tribunal Supremo…
Las jaulas: Martutene, Soto del Real, Cáceres 2, Topas, Herrera de la Mancha… 586 presos en el Estado español, 157 en el francés (menos de una decena en tierras vascas).

Entre dos aguas de tinta y sangre discurre la historia sin que se escriba nunca un final que convenza a todos.

Preguntitas que me surgen a gritos de este mapa que no sale en los medios habituales: ¿es que hay 180.000 etarras? (¡qué organización más sólida, pues!) Y... ¿qué sería del Gobierno -cualquier Gobierno- sin ETA? ¿Qué sería de ETA sin la tragedia de los presos? ¿Qué sería de España sin ETA? ¿y qué sería de ETA sin España? La doctrina de acabar con ETA sin diálogo ni negociación, por la vía policial-militar-judicial… ¿implica extirpar no sólo la piedra y el hacha, sino también la voz, la piel, el viento, la tierra, las raíces y la palabra? Es un árbol demasiado arraigado como para tirarle una bomba atómica. Sería un ginkgo irreductible... lo que pasa es que, además, cada vez que es atacado el árbol, sale fortalecido.

En fin, lo que acaba sucediendo ciclo tras ciclo es que, después de cada ronda, cada jugador recoge sus nuevos votantes/adeptos antes de pasar de nuevo por la casilla de salida. Como la espiral sangrienta del petróleo o el coltán de las telecomunicaciones, este un negocio demasiado rentable como para ponerle fin. Y, como en aquellos casos, las que pagamos con la desorientación mental, sacrificando gratuitamente la confrontación de clases por el enfrentamiento entre pueblos y sufriendo la represión colectiva, somos siempre las mismas. Cuando la única paz duradera posible sería la que uniera desde abajo, pueblo a pueblo, en eso que llaman solidaridad internacional y que no es más que la ternura entre los pueblos (el viejo sueño que hizo posible frenar el Proceso de Burgos...) algo que aquí y ahora está bastante podrido, una vez más, por el poder mediático y sus raciones de incansable odio diario para que las consumamos y nos consumamos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Animales salvajes

“every day I’m calling mayday,
gure amets karratuentzat borobilegia baita mundua”

(suena la BSO de Esne Beltza, “Mi güey”)


Hace unos meses estaba escribiendo un reportaje sobre cómo viven los ecuatorianos en Madrid, a raíz de la muerte de un joven una noche en Entrevías, y me acerqué al local de la COIN (Coordinadora de inmigrantes) en el barrio para entrevistar a su presidente. La puerta estaba abierta, y entré. En el interior, todo estaba bastante oscuro, un amplísimo espacio bastante diáfano. A los pocos segundos aparecieron unos niños que estaban escondidos. Uno quiso aparentar seriedad, como el niño del chiste (¡¿quién llama a peta!?), y se acercó con pasos valientes para preguntarme “¿qué quiere?” El hermano mayor, sin duda. Asumiendo sin miedo la responsabilidad del local, de la familia, de la organización, como uno de esos comandantes infantiles que la selva de las Américas acoge orgullosa para defenderla. Con infinita cautela y pensados movimientos, proteccionista y seguro de sí mismo, me escuchaba: “...yo vengo de este periódico, y me gustaría entrevistar a tu padre”. “No está”, me dijo al instante, mientras el sentido común me decía que el muchacho mentía descaradamente… así que me puse a hablar con él para hacer tiempo hasta que alguien bajara de la planta de arriba. Le fui enseñando la grabadora, los periódicos que traía, mi cuaderno… y él se mostró dispuesto a ayudarme: “pregúntame a mí”, me decía. “Yo te cuento lo que necesites saber”. Y le fui haciendo preguntas en una entrevista imaginaria en la que podía ver cómo el niño crecía poco a poco de tamaño. A su lado, una niña en segundo plano, le acompañaba en silencio y con infinita timidez, como su propia sombra, haciéndose cada vez más pequeña. Al minuto bajó una mujer, quien me contó que quien buscaba yo estaba arriba trabajando. Subí con ella y charlamos un rato de cómo los sueños se desvanecen en el mundo del egoísmo y de la mentira.

El miércoles pasado el local de la COIN sufrió un ataque fascista. A dos días de la celebración del Foro Mundial de las Migraciones (donde la COIN era una de las entidades que lo organizaban) cuatro energúmenos entraron en el local para intimidar y amenazar a la gente que había dentro recibiendo cursos de formación.

El dirigente de la asociación llamó a la policía. Y cuando se plantaron allí los defensores del orden, lo primero que hicieron fue pedirle la documentación al miembro de la COIN que había llamado. Él mostró un pasaporte de exiliado político. “Esto no vale”, le dijo el policía. Y el dirigente trató de explicar que nunca había tenido ningún problema con ese documento, que era perfectamente legal ese pasaporte, ya que se trata de un refugiado político y tenía pleno derecho...
“Vete a pedir derechos a tu país”, le espetaron los policías, según el posterior testimonio de quien se atrevió a alterar por descuido el orden público.
Y se lo llevaron detenido.
A él.
Los cuatro fascistas se fueron tranquilamente por su propio pie.

Y sigue sin pasar nada en el paraíso de la normalidad española. En Roquetas, el senegalés que fue apuñalado desangró su vida lentamente mientras esperaba durante hora y media a que llegara algún tipo de ayuda médica. El centro de salud del pueblo se encuentra a 300 metros, y el cuartel de la guardia civil a 450 metros. Hora y media tardaron en atender a un hombre cuya vida no valía ni la pena.
Hace poco, en la Casa de Campo de Madrid, escuchamos a un Policía Nacional decirle a otro “a este nos lo llevamos y le dejamos en cualquier cuneta tirado por ahí”, poco antes de llevarse a un latinoamericano borracho que estaba incordiando al personal…
Y no hace falta más que darse un paseo por cualquiera de los barrios con escasos recursos de la capital que acogen la inmigración más pobre, para ver in situ los toques de queda que se efectúan cada día a las nueve de la noche y conocer el miedo en las miradas que cruzan cada una de las estrechas esquinas que doblan los callejones de la incertidumbre, ya que no podemos ver las miradas de todas las personas detenidas en los Centros de Internamiento de Extranjeros que el Estado se encarga de escondernos.
Y los fascistas sólo a veces van sin uniforme, pero nunca se sabe a ciencia cierta cuándo son más peligrosos.

Los inmigrantes son seres sin voz, cuerpos sin alma, entes sin emociones en un mundo donde parece que lo único que tiene sentimientos en esta locura es el mercado. Leo: “el BCE trata de calmar a los mercados con una inyección de capital…” “Wall Street lucha por sobrevivir a la crisis”… bancos que se enfadan, inversores tristes, bolsas que castigan o se alegran, dirigentes que piden que no se toque al mercado porque el mercado descargará la cólera de dios.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Animales domésticos

El hombre es un animal social, decía Aristóteles. “Zoon politikon”, que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. Y de esto hace casi 2.400 años.
Hoy nos educamos durante toda la vida en el individualismo y la libre competencia, sobre la idea de que el hombre “es egoísta por naturaleza”. Sin darle cancha al asunto de que lo que yo haga tendrá consecuencias, ya sea comprar plástico o verdura, linux o microsoft, gasolina o bicicleta...

Lo que no deja lugar a dudas es que la política está en todo lo que hacemos, aunque queramos negarlo. Hasta lo más inocente. Todo es política y la política está en todo. Desde la industria de Hollywood con sus buenos y malos, hasta lo que intenta ser no más que un sketch para mandar a los niños a la cama. A las 21h de la noche salen en Telemadrid “Los Patata”, unos peluches animados que a mí de pequeño (y ahora de más pequeño, aún más) me gustarían mucho. Desconozco si quien ideó el producto pensó en ello (y en el fondo es lo de menos), pero en algo aparentemente tan superfluo podemos ver cómo implícitamente nos están vendiendo como sin querer el modelo de “familia normal”. El padre y la madre, caracterizados él con bigote y ella con rulos, durmiendo en la misma cama, mientras que en un recuadro aparecen el niño y la niña separados de sus padres en habitaciones propias, bebitos experimentando esa primera castración de la que hablan los que aman a las criaturas, la dosificación del cariño, la domesticación del deseo...) No me imagino a ningún otro mamífero ante tal escena si no es todos juntos acurrucados. Aunque la especie humana, al fin y al cabo, que se distinguía a sí misma hasta hace poco de las demás especies por el término sublime de "animal racional", sigue luchando por diferenciarse de los mamíferos eligiendo rechazar también la lactancia y sus tesoros.

Creo que le di vueltas al asunto porque acababa de terminar el “tediodiario” y mantenía una chispa de la mente alerta, o un poco de locura, quizás. Noticias que moldean con esmero nuestros idearios y nuestras emociones, desde el miedo al odio, pero nunca, por ejemplo, el valor de la solidaridad. El otro día me contaron que había muerto Celia Hart, y en el momento no lo lamenté demasiado (recordaba su nombre, más el de sus padres, pero poco más, y no fui capaz de sentir tristeza). Fue abrir internet e indagar un poco en quién era y estremecerme por completo. Entonces uno piensa cuánto no serán de moldeables nuestros sentimientos cuando todos los telediarios de todos los medios de comunicación de masas emiten incesantemente la misma lista de noticias al día con sus dosis de sonrisas y lágrimas.

Los reality shows educan nuestra capacidad de asombro, cultivamos el morbo con el Gran Hermano y sucedáneos, los programas rosa nos cuentan dónde está la felicidad y qué hay que comprar para conseguirla, el fútbol nos invita a formar parte del espectáculo y hacer patria. Cada vez más canales para estar más alejados de nosotros mismos.

En la gala de inauguración de los JJOO de Pekín salió una niña preciosa a cantar al mundo la gran mentira del escaparate: escondida en un búnker de vergüenza, la niña de verdad que cantaba no se podía ver porque era gordita y no tenía la sonrisa perfecta como la niña de mentira que encantó a todo el mundo con la voz que no era suya.

Consumimos mentiras sin escrúpulos y las de menos son las que emite el telediario.

Aunque sea un tópico y peque de nostálgico, yo creo que antes la tele era otra cosa. La publicidad no tenía tanto poder, y las dos cadenas que había eran públicas y no estaban tanto al servicio de las grandes corporaciones de las que depende la empresa privada productora de opiniones. Desde el marxismo satírico de La bola de cristal, con sus mensajes a los niños para que lo cuestionaran todo, para que valoraran a los amigos, para que desobedecieran la norma…, hasta los dibujos que había, desde los Fraguel Rock que vivían en comunidad sus problemas, a la rebeldía que ocultaba Pippy Langström, que vivía sin padres y hacía lo que le daba la gana. Las grandes producciones de RTVE, sacadas de las grandes novelas decimonónicas de la literatura española y que cultivaban altas pasiones, hoy son sustituidas por el culto a las pasiones más bajas, un morbo que vende en una espiral mercantilizada, donde si no se supera cada día el listón, no funciona el producto. Sustituimos los mensajes como “sólo no puedo; con amigos, sí”, “si no quieres ser como ellos, lee”, “vamos a desenseñar a desaprender”o aquello de "tienes 15 segundos para imaginar (...) si no has imaginado nada, es que deberías ver menos la tele"… por sesiones de media hora en la que salen unos muñecos mudos que saludan durante diez minutos y se despiden durante otros diez, como hacen los Teletubbies, o por verle el culo cada dos minutos a Shin Chan.

Cuánto agradecería el mundo que recuperáramos la conciencia crítica, la capacidad de cuestionamiento ante lo establecido… más allá de si elegir Telepizza o Burger King, El Corte Inglés o Ahorra más, gasolina o diésel, PP o PSOE...

Y ante esto, un estudio de la Universidad de Comillas dice hoy que un 17% de los más pequeños están solos durante toda la tarde atados al televisor, mientras que el 43% de los menores de once años ya tienen teléfono móvil. Poco amor se le puede tener a una criatura para regalarle esa infancia robada, ese billete de ida hacia el mundo de los adultos. Mucha magia y mucha suerte, como decía Galeano, tienen los niños que consiguen ser niños.



En la naturaleza, en mitad del paraíso cántabro, el perro y el gato juegan juntos a ser salvajes, sin importarles si son enemigos declarados o si de mayores se jurarán odio eterno.

Y uno baja del monte y entra en la civilización Carrefour (basta casi con cruzar la calle, ya que el monstruo ha llegado ya hasta los pies del monte) y encuentra una tienda de animales (en todos los megacentros comerciales ya hay uno, criando animalitos como si fueran tomates y encerrándoles de bebés en solitarias jaulas de cristal).


En ella, este insólito cartel donde facilitan la libertad del animal en cómodos plazos. Si deshumanizamos a los niños, qué no haremos con los cachorros de las demás especies animales y vegetales.
Y no sé qué podemos hacer contra tanta barbarie normal…, de momento, seguir esperando el sueño del día en que en la calle los automóviles sean atropellados por los perros, los niños puedan jugar a ser niños sin tener que ser lo que los adultos quieran que sean, y los adultos puedan jugar a ser humanos sin tener que hacer lo que la sociedad de mercado espera de ellos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tiempo de silencio

El joven aspirante a médico experimentaba las noches en vela con ratones un sueño irrealizable para huir de los días del hambre. Hoy, mientras la mitad del mundo se muere de hambre y la otra de indigestión, lo que se sufre casi por igual es la soledad humana.
Leo que en Japón un tercio de la población vive sola. Y para paliar esa soledad, surgen en la ciudad cafés llenos de gatos. Gatitos mansos perfectamente domesticados ofrecen compañía a los hombres solos y a las mujeres solas, como un reclamo más al servicio del mercado del mundo al revés.
Poco a poco el ser humano va siendo menos humano consigo mismo y con lo que le rodea, que utiliza sin escrúpulos como tabla de salvación para no caer del todo. “De nada servirán las pastillas cuando todos padezcamos la depresión”, venía a decir uno de los chavales de Los Edukadores, antes de poner en las casas de los ricos mensajes como “tienes demasiado dinero” y “tus días de abundancia están contados”… Una película que tantos diálogos nos ofrece sobre nuestros modos de vida. En Wall-e, la civilización que durante años compró todas las mentiras que nos ofrece el sistema a un precio módico (ya sea en su frente de bienes de consumo como en el de los bienes de la desinformación y la incultura) acabó tragándose la peor de todas: que la vida es una mentira, y siempre ha sido así porque el confort es vivir en una cápsula, dejándose llevar sentado en la máquina, engordando y sin cuestionarse el viento que otros soplan para traernos a cuentagotas deseo dosificado en cómodos plazos.
Y en estos días de derrumbe y de final de un falso sueño, donde parece que no es tiempo para el amor, recuerdo La haine, y la frase de Kassovitz “esta es la historia de una sociedad que se derrumba, y que mientras va cayendo, no para de repetirse: “hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien”. Y eso me lleva a la hermosa letra que nos escribió Giusepe para recordar a los dos menores de Toulouse que, huyendo de la brutalidad policial, se escondieron en un generador eléctrico y se electrocutaron dentro… aquella tragedia de los marginados dio lugar a las revueltas de los suburbios que durante meses llenó de ira y de llamas las noches de la periferia parisina:

“Un tipo cae de lo alto de un tejado y piensa: por ahora todo va, por ahora, todo… la periferia gira, pero en el centro el movimiento es sordo, mundo de sordos. Tras cada esquina hay chispas que quieren saltar, tras cada instinto un perro quiere morder. Salta la valla del mundo al revés, se electrocuta el barro de que están hechos tus pies…
Y en los días sin voz el odio se nos agarró dentro. Y en las noches sin luz otros coches ardían dentro de nuestro corazón. Se consume la mecha del abandono en el cemento, donde cuaja la desigualdad…
Sigue cayendo, y el tipo anula sus sentidos: “por ahora todo va, por ahora todo…” Que esto es volar lo tenías tan asumido…, que no es del todo cierto, ¿quién te lo va a contar? Y el sordo mira hacia dentro en su ombligo y devora su 4% TAE, y nota el movimiento de la acera que se calienta bajo sus pies, y surgen periodistas y todos conocen las causas de la situación. Hablan de revueltas después de tantas vueltas dadas sin respiración…”


(la foto, de las txosnas de Bilbo' 08, aparece por cortesía de Andoni)

Y por eso, ahora que en unos días se cumplirán dos meses del día en que puse un contador en el blog y veo que me encontraré registradas casi 500 visitas desde uno y otro lado del Atlántico, os agradezco a todas las personas que caéis por aquí, ya sea por gusto o por tropiezo, por formar parte de estos 500 antídotos silenciosos contra la soledad. Ella sigue estando en el horizonte, y así será siempre. Pero lo que está claro es que, al revés del mundo, ella cada día está menos sola. Y así será siempre.

martes, 26 de agosto de 2008

Txoria txori, Mikel Laboa

...la canción de mi verano dice así:

Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.

Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik... txoria nuen maite.

(Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.

Pero, así
habría dejado de ser pájaro.
Y yo... lo que amaba era un pájaro.)

domingo, 17 de agosto de 2008

15 días en agosto

La mitad del melón de agosto quedó devorada por el sol, y el mundo real, al que cada vez estamos más llamados a combatirlo o a no jugar con sus reglas, nos fue dando su parte diario de horrores. "Hoy hay que elegir entre indignados o indignos", avisó Galeano.

En Mauritania, un golpe de Estado de unos generales descontentos arrasó unas instituciones recientemente elegidas por la gente para terminar prometiendo elecciones libres. De coña. Es la jerga actual del sistema, que cada uno la usa según le conviene.

Tanques rusos invaden Georgia para poner orden allá donde pasan los oleoductos. La democracia llega hasta donde nos tocan el petróleo, que no estamos para bromas. Javier Ortiz escribió que, para explicarle el conflicto a una amiga simplista, le bastó con un simplista: “¡la economía, estúpida, la economía! Sigue el rastro de los oleoductos”.
Y de la misma forma que los iraquíes, cuyo mayor delito fue tener petróleo bajo sus pies y llevan muriendo a miles desde hace dos siglos, les toca a los osetios llorar a más de 1.500 víctimas humanas bajo bombas de racimo y demás monstruosidades. Y no pasa nada más allá del otro miércoles. Bueno, sí: que sale Bush diciendo que "el matonismo no se puede tolerar en el siglo XXI". Espeluznante.

En el estado español se aplica este verano en varias comunidades, de forma masiva, la vacuna más cara de la historia, de la mano de las grandes mafias farmacéuticas (en nuestro país, Sanofi), para prevenir el VPH, una epidemia que no existe, con la excusa de prevenir el cáncer de cuello de útero. Una vacuna muy dolorosa, nos dicen las niñas, y dicen los científicos críticos que probablemente no sirva de nada: sólo un 1% de los casos de VPH desemboca en cáncer, asociado siempre a otros factores de salud como el tabaquismo, la promiscuidad sin protección, las defensas bajas y por supuesto no practicarse una citología en la vida... Un virus que transmiten los hombres (que son como las ratas, que portan el virus pero no lo desarrollan) y que sólo se contagia por contacto. Para mí es algo así como si el Sistema Público Sanitario promoviera junto a un monstruo farmacéutico una vacuna contra la obesidad en todos los niños de 10-12 años, sin distinción de complexiones y sin investigar en cada caso con la mínima dedicación, argumentando que de mayores, si son obesos, padecerán enfermedades coronarias y otras fatalidades… en vez de educarles en la vida sana, la alimentación y nutrición saludables, ejercicio físico, etc… En fin, qué vamos a contar de un mundo convertido en paciente, preso de las multinacionales farmacéuticas que han conseguido convertir prácticamente todo en enfermedad, desde la menstruación a la menopausia, pasando por la falta de apetito sexual, la calvicie, las canas, la resaca o que a uno le suenen las tripas después de comer.

Una breve y maravillosa entrevista en Diagonal sobre el tema http://diagonalperiodico.net/spip.php?article4842
Declaración del CAPS contra esta vacunación en http://www.caps.pangea.org/


En Catalunya, un preso anarquista de los años 80, Amadeu Casellas, lleva dos meses en huelga de hambre, en una de esas historias que hielan la sangre. Como de otro mundo (y en realidad, los años 70 y 80 eran otro mundo), le trincaron por atracar bancos para financiar las luchas y las huchas sindicales combativas. Y es increíble que, tras cumplir la máxima pena que exige la ley, no esté en la calle ante la pasividad de los jueces. Por supuesto, de este preso incómodo para el sistema, no se habla en los media: prefieren dedicarle todo el verano para la gran estrella mediática del circo hispano: Iñaki de Juana Chaos, el Bin Laden del Norte.
En la radio oigo que un temido violador, después de cumplir 18 años y de aplicársele reducciones por dar clases en la cárcel, va a salir a la calle. Y los tertulianos gritan de estupor ante tal injusticia. ¿Y qué queremos? Apliquemos pues la silla eléctrica, ¿no? Ante todo, no creo que un hombre enfermo convertido en violador a los 30 siga siendo la misma persona cuando llega a los 50 después de haber vivido casi 20 años en la cárcel. Y la cárcel es, aparte de la gran barbarie, la gran mentira: allí nunca pasan 20 años ni los grandes ladrones ni los grandes asesinos…
De entrada, si nos horrorizamos porque salgan después de 18 años, es porque asumimos sin reparos el fracaso de su principal objetivo: la reinserción. Y tampoco pasa nada.

Qué decir de la boda de los bisnietos de Franco en el Pazo de Meirás, aún sin devolver por la Sagrante Familia.

En verano salió a la luz también el plan por devastar uno de los pocos rincones que quedan por esquilmar: el Ártico, que además tiene petróleo. Una guerra adelantada por fascículos que ocurrirá en un medio plazo.

Pero si hay algo esperanzador, es la muralla verde que quiere nacer de Senegal para frenar el avance del desierto del Sáhara. En la región de las guerras fratricidas, un ejército de árboles de 5 km de ancho y de un largo infinito para combatir la desertización. Un proyecto panafricano, que ojalá salga adelante para demostrar que en ese continente hay futuro, a pesar de todo.

Bueno, claro, y Pekín. A propósito de los Juegos, esa gran falacia universal vestida de palabras hermosas. Hipócritas voces claman a no mezclar la política con los Juegos, cuando los Juegos han sido siempre un instrumento más al servicio de la ideología, bien como cortina de humo o como catapulta. Ya era así antes que Hitler moldeara su Berlín 36 para gloria de la raza aria, pero sobre todo lo fue después: en el 68 mexicano que desembocó en la matanza de Tlatelolco que pasó inadvertida y que aún hoy sigue sin esclarecerse, y qué decir de la barbarie de Munich 72, de la guerra fría, primero en Moscú 80 y luego en Los Ángeles 84, medio mundo boicoteando al otro…, con estas cosas yo siempre recuerdo el Mundial de Fútbol de Argentina 78, en el que los goles ahogaban los gritos de los torturados en los centros clandestinos de detención, y Argentina fue capaz de convertirse a la vez en campeona mundial de fútbol y de desapariciones humanas. Si no fueran políticos los Juegos (basados también en los compromisos políticos de cada país con su deporte, y por supuesto, en los intereses políticos por hacer patria y ponerse medallas todo kiski), no se hubieran organizado nunca las entrañables Olimpiadas Populares de Barcelona en julio de 1936, que iban a comenzar el 19 de julio, y la víspera fue el golpe militar que derrocó a la República. Muchos de los participantes, en su mayoría gente de todos los colores a los que el Führer había prohibido participar o sencillamente se negaban a competir en Berlín, se quedaron en Barcelona combatiendo el fascismo en las barricadas callejeras al día siguiente del golpe. Allí no había medallas, ni marcas deportivas ni retransmisiones en directo por el imperio mediático. Pero esta moto, yo, al menos, no la compro. Por lo menos hasta que no deje de ser una ceremonia apadrinada por los principales Jefes de Estado globales que sirva de escaparate de todas las mentiras del mundo para el anfitrión (el progreso, la democracia, la sociedad avanzada...) y para todos los que hacen negocio con el espectáculo en nombre de los principios del Olimpismo.

Entretanto, entre mis salidas por la península me encuentro en la carretera con camiones de ganado cruzando la península. Hacinados, decenas de cerdos en camiones donde la temperatura los achicharra, me entero de que más del 30% de estos animales muere al realizar un viaje en estas condiciones. Primero sufren lo indecible, luego comienzan a gritar y a pegarse, hasta que caen por hartura o por tristeza tras su derrota ante el invencible. Un trato horrible, la tortura cotidiana a la que el hombre condena a los animales, que comienza arrebatándoles sus tierras y termina masacrándoles en la cadena de producción. Una maldad propia de 1984 o de Animal Farm, que no es capaz de igualar ni el malvadísimo Sarcasmo Belcebú de "El ponche de los deseos", de Michael Ende.

Da mucho juego el mes de agosto, y eso que dicen que es el mes en el que nunca pasa nada.

jueves, 31 de julio de 2008

37 recetas para la llegada del verano

Acaba julio... y se asoma el sol de agosto ya por la ventana... dejo aquí esta vela de celebración, este testigo del paso del tiempo (va a cumplir un añito este blog) con un montón de pensamientos que otros escribieron para que los demás hiciéramos nuestros:

Hay personajes literarios a los que uno propina un abrazo que se llena de adjetivos
y también hay atractivas bocas femeninas de las que uno recibe un beso de papel.
Mario Benedetti

Los poetas son hombres que han conservado sus ojos de niño.
León Daudet

La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Federico García Lorca

La poesía se escribe cuando ella quiere.
José Hierro

Cuando escribo, pretendo recuperar algunas certezas
que puedan animar a vivir
y ayudar a los demás a mirar.

Eduardo Galeano

Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
Proverbio árabe

Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla
mientras el género humano no escucha.
Víctor Hugo

Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría,
es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.
Mark Twain

Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran,
sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.

Gabriel García Márquez

Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñar.
Antón Chéjov

Que haya muerto no es prueba suficiente de que haya vivido.
Stanislaw Lem

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.
Proverbio árabe

Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente
y no una condición de las circunstancias.
John Locke

Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.
Adam Smith

Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien.
Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.
Fernando Pessoa

No existe ningún problema que no lleve consigo un regalo.
Buscamos problemas porque necesitamos los regalos.

Richard Bach

El objetivo de la vida es nacer plenamente,
pero la tragedia consiste en que la mayor parte de nosotros
muere sin haber nacido verdaderamente.
Vivir es nacer a cada instante.

Erich Fromm

Sólo puedo experimentar y trabajar con lo que mi vida es ahora.
Eso es todo cuanto puedo hacer.
El resto es un sueño del ego.

Charlotte Joko Beck

Cierra los ojos y verás.
Joseph Joubert

Vive como si fueras a morir dentro de diez segundos. Mira el mundo:
es más fantástico que cualquier sueño que puedas tener o fabricar.
Y no pidas garantías ni busques seguridades.
Ray Bradbury

En el fondo de la vida no hay más que lo que allí metemos.
Swetchine

Podrás sentirte defraudado si fallas, pero te condenarás si no lo intentas.
Ralph Waldo Emerson

Saber es acordarse.
Aristóteles

El que teme es un esclavo.
Séneca

Los árboles se abrigan en verano.
Julio Cortázar

¿No es increíble todo lo que puede tener dentro un lápiz?
Guille, amigo de Mafalda

El sistema que nos enfermó nos enseña a leer y escribir.
RATM

…y la noche… ¿dónde duerme la noche?
Le dijo un niño a Eduardo Galeano

No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida.
El señor de los anillos

Quien no quiere razonar es un fanático;
quien no sabe razonar es un tonto;
y quien no se atreve a razonar es un esclavo"

William Henry

Lo más importante es no parar nunca de cuestionarlo todo.
Albert Einstein

La verdadera patria del hombre es la infancia.
Y aunque estuviera usted en una cárcel
cuyas paredes no dejaran llegar a sus sentidos
ninguno de los rumores del mundo,
¿no seguiría teniendo siempre su infancia, esa riqueza preciosa,
regia, el tesoro de los recuerdos?

R. M. Rilke

Si crees que eres libre,
es que no has volado lo suficiente para encontrarte con tus rejas.


Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar,
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz
o la más amarga de tus horas.

Pablo Neruda

Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.
Anthony de Mello

Ven a dormir conmigo esta noche... No haremos el amor: él nos hará.
Julio Cortázar

—… Cada cual es un banco de amor. ¡No lo olvides!
—Pero ¿cómo funciona este banco? —preguntó Ariadna.
—Gestiona un amor sin intereses, porque se da libremente sin esperar nada a cambio. Puedes ingresar sonrisas, abrazos, caricias, besos, mimos… Sea lo que sea lo que inviertas, siempre te saldrá a cuenta y multiplicarás su valor. También puedes realizar ingresos de mucho valor, pero sumamente discretos: en este banco se valora saber perdonar, callar a tiempo, agradecer los gestos de otros… El amor es una divisa que nunca pierde valor en la bolsa de la vida. ¿A qué esperas para ponerlo en acción?

El laberinto de la felicidad, Álex Rovira

miércoles, 23 de julio de 2008

Aidez-nous

Hace ahora nueve años de aquel día en que el mundo volvió a nacer.

Veranos que para una parte del mundo significan días de relax y playa, y para la otra, donde siempre es invierno, representan los días más duros del infierno.

El 28 de julio de 1999, dos niños guineanos, Yaguine Koita y Fodé Tounkara, de 14 y 15 años, decidieron por fin subirse al tren de aterrizaje de un avión comercial que se dirigía a Bruselas. Su objetivo era llegar al suelo europeo (al sueño europeo) e, intuyendo las bajísimas temperaturas con las que se iban a topar, se forraron de abrigos. El 2 de agosto serían descubiertos sus cuerpos congelados, sin vida, después de una travesía en la que estuvieron a -40º C. Murieron abrazados, tratando de sobrevivir al frío. Y cuando los separaron, fueron apareciendo objetos: certificados de nacimiento y también de la escuela, fotos de ambos..., y una carta. Una carta que portaban entre sus pechos, escrita en un imperfecto francés. Una declaración de amor a Europa, que también era una llamada de socorro para que los europeos, que arman y enfrentan a los africanos por el control de sus materias primas, se implicaran en poner fin a las guerras que devastan el continente africano y condenan a sus niños al abismo diario.

Tras nueve años sin Koita ni Tounkara, ni tantos otros millones más, muertos de hambre o muertos de bala en la noche de los niños soldados, los dirigentes europeos demostraron haber hecho caso omiso de sus súplicas. Como dijo Alba Rico, el Occidente opulento los recompensó como sabe hacerlo: dándoles un minuto de publicidad en sus medios de comunicación de masas. Pero esa carta que, como escribió Manuel Rivas, era un manuscrito en la era de las telecomunicaciones, envuelto en piel humana y entregado en mano en destino, sigue siendo el más estremecedor espejo del mundo, demostrándonos cada día que la tragedia tiene rostro humano, y que ante la cobardía del conforme Primer Mundo hay infinitos héroes cotidianos, Odiseos modernos que, sin nada que perder, se dejan la vida en el camino. Filípides que llegan a la frontera para anunciar, por si algún despistado aún no lo sabe, la derrota de África.

La carta decía así:
"Conakry, 21 juillet 1999.
Excellences, Messieurs les membres et responsables d'Europe,
Nous avons l'honorable plaisir et la grande confiance de vous écrire cette lettre pour vous parler de l'objectif de notre voyage et de la souffrance de nous, les enfants et jeunes d'Afrique.
Mais tout d'abord, nous vous présentons les salutations les plus délicieuses, adorables et respectées dans la vie. A cet effet, soyez notre appui et notre aide. Vous êtes pour nous, en Afrique, ceux à qui il faut demander au secours. Nous vous en supplions, pour l'amour de votre continent, pour le sentiment que vous avez envers votre peuple et surtout pour l'affinité et l'amour que vous avez pour vos enfants que vous aimez pour la vie. En plus, pour l'amour et la timidité de notre créateur Dieu le tout-puissant qui vous a donné toutes les bonnes expériences, richesses et pouvoirs de bien construire et bien organiser votre continent à devenir le plus beau et admirable parmi les autres.
Messieurs les membres et responsables d'Europe, c'est de votre solidarité et votre gentillesse que nous vous crions au secours en Afrique. Aidez-nous, nous souffrons énormément en Afrique, nous avons des problèmes et quelques manques au niveau des droits de l'enfant.
Au niveau des problèmes, nous avons la guerre, la maladie, le manque de nourriture, etc. Quant aux droits de l'enfant, c'est en Afrique, et surtout en Guinée nous avons trop d'écoles mais un grand manque d'éducation et d'enseignement. Sauf dans les écoles privées où l'on peut avoir une bonne éducation et un bon enseignement, mais il faut une forte somme d'argent. Or, nos parents sont pauvres et il leur faut nous nourrir. Ensuite, nous n'avons pas non plus d'écoles sportives où nous pourrions pratiquer le football, le basket ou le tennis.
C'est pourquoi, nous, les enfants et jeunes Africains, vous demandons de faire une grande organisation efficace pour l'Afrique pour nous permettre de progresser.
Donc, si vous voyez que nous nous sacrifions et exposons notre vie, c'est parce qu'on souffre trop en Afrique et qu'on a besoin de vous pour lutter contre la pauvreté et pour mettre fin à la guerre en Afrique. Néanmoins, nous voulons étudier, et nous vous demandons de nous aider à étudier pour être comme vous en Afrique.
Enfin, nous vous supplions de nous excuser très très fort d'oser vous écrire cette lettre en tant que Vous, les grands personnages à qui nous devons beaucoup de respect. Et n'oubliez pas que c'est à vous que nous devons nous plaindre de la faiblesse de notre force en Afrique.
Ecrit par deux enfants guinéens, Yaguine Koita et Fodé Tounkara".


Traducción al castellano:
"Conakry. 21 de julio de 1999.
Excelencias, Señores miembros y responsables de Europa. Tenemos el honorable placer y la gran confianza de escribirles esta carta para hablarles del objetivo de nuestro viaje y del sufrimiento que padecemos los niños y los jóvenes de África.
Pero, ante todo, les presentamos nuestros saludos más deliciosos, adorables y respetuosos con la vida. Con este fin, sean ustedes nuestro apoyo y nuestra ayuda. Son ustedes para nosotros, en África, las personas a las que hay que pedir socorro. Les suplicamos, por el amor de su continente, por el sentimiento que tienen ustedes hacia nuestro pueblo y, sobre todo, por la afinidad y el amor que tienen ustedes por sus hijos a los que aman para toda la vida. Además, por el amor y la timidez de su creador, Dios todopoderoso, que les ha dado todas las buenas experiencias, riquezas y poderes para construir y organizar bien su continente para ser el más bello y admirable entre todos.
Señores miembros y responsables de Europa, es a su solidaridad y a su bondad a las que gritamos por el socorro de África. Ayúdennos, sufrimos enormemente en África, tenemos problemas y carencias en el plano de los derechos del niño.
Entre los problemas, tenemos la guerra, la enfermedad, la falta de alimentos. En cuanto a los derechos del niño, en África, y sobre todo en Guinea, tenemos demasiadas escuelas, pero una gran carencia de educación y de enseñanza: salvo en los colegios privados, donde se pueden tener una buena educación y una buena enseñanza, pero hace falta una fuerte suma de dinero. Ahora bien, nuestros padres son pobres y necesitan alimentarnos. Además, tampoco tenemos centros deportivos donde podríamos practicar el fútbol, el baloncesto o el tenis.
Por eso nosotros, los niños y jóvenes africanos, les pedimos hagan una gran organización eficaz para África, para permitirnos progresar.
Por tanto, si ustedes ven que nos sacrificamos y exponemos nuestra vida, es porque se sufre demasiado en África. Sin embargo, queremos estudiar, y les pedimos que nos ayuden a estudiar para ser como ustedes en África.
En fin, les suplicamos muy, muy fuertemente, que nos excusen por atrevernos a escribirles esta carta a ustedes, los grandes personajes a quien debemos mucho respeto. Y no olviden que es a ustedes a quienes debemos quejarnos de la debilidad de nuestra fuerza en África. Escrito por dos niños guineanos. Yaguine Koita y Fodé Tounkara".


La canción que suena en el blog la escribí desde el corazón para no olvidar. Y la pusimos música Django FM. Allí la hicimos posible los "djanguitos" (Giusepe, Javi, Patricia, Jose, Bayo, el Niño y yo) y fue grabada en 2004, con la colaboración de Paul Schwarz (de Macaco), Kathi (de Desakato Dadá), Pierre, Iván, Leti, Miriam y Soumia.

lunes, 21 de julio de 2008

El terror y sus víctimas

El símbolo de la justicia es una mujer vendada con una balanza en la mano y una espada en la otra.

El otro día estaba mirando para inscribirme en la Escuela Oficial de Idiomas… y navegando por la página me encontré inocentemente leyendo la sección de descuentos en la matrícula. Sin darme cuenta, me fui encontrando con que ya casi no existen subvenciones a este tipo de actividades. Bueno, ni a ninguna: para la piscina, el Parque Warner o demás atracciones comerciales, uno deja de ser niño a los 4 o a los 6 años. Igual pasa con los servicios públicos: los abonos de transportes dejaron de considerar niños a los que cumplen 11 años, y dejó de ser “carne joven” quien cumplió los 21 (todo el mundo sabe que a los 21 ya nos encontramos con la carrera terminada y un trabajo fijo). Siguen existiendo los descuentos a las familias numerosas, pero hoy nada tiene que ver con la realidad de los años 70, en las que todas las familias eran numerosas, y de la misma forma, estos descuentos sólo sirven para los que tal o cual empresa o institución considere niño o joven... y están tan en desuso que no hay más que ver la cara que pone al otro lado de la ventanilla el funcionario cuando le enseñas el libro para que haga efectivo ese descuento.

Total, que cuando ya iba a pasar del tema, mis ojos resbalaron hasta la última línea de las bonificaciones y leí: “víctimas del terrorismo, gratis”.

En principio sentí una inocencia infinita, porque me puse a pensar que, por esa definición, yo tranquilamente podría pedir un descuento: en un segundo me vinieron a la cabeza muchas situaciones de víctimas del terrorismo: el terror de Estado que sufren los millones de parados, especiamente los de larga duración; el terror machista que sufren miles (¿o millones?) de mujeres en España, ya sea en sus casas como en las empresas donde trabajan; el terror que suponen las cadenas de las hipotecas en millones de familias que no son libres para decidir nada en sus vidas atadas; el terror inmobiliario que condena de por vida a los jóvenes a “no tener una casa en la puta vida” mientras hay dos millones de pisos vacíos en el Estado; el terror que sufrieron las 4.000 víctimas de agresiones racistas y fascistas cada año; las torturas y los malos tratos en las comisarías o en los módulos FIES de las cárceles españolas que denuncian organizaciones internacionales por los derechos humanos; el terror de las listas de espera en los centros sanitarios saqueados por la sanidad privada en los últimos años; los tratos inhumanos a los inmigrantes en los CIE donde los hacinan por el solo hecho de no tener pasaporte… Pero esa inocencia repentina se fue convirtiendo en rabia: salvo el caso de las víctimas del 11-M, o algún caso arrancado después de meses de lucha, como ocurrió con José Couso, “víctima del terrorismo” en la práctica significa “víctima de ETA”.

Respeto a toda persona que sufre la violencia en cualquiera de sus formas. Y éticamente no me parece mal que una víctima de ETA reciba subvenciones, ayudas, reconocimientos institucionales (aunque se trate a menudo de un miserable juego de intereses con altísima rentabilidad política), pero qué injusto resulta que ya prácticamente sólo queden ellos como receptores de ayudas. Me gustaría ver (por un mínimo sentido de convivencia, dignidad y justicia) a todas las demás víctimas de la violencia de Estado y sus conflictos en la misma línea de las ayudas. Con esto siempre me acuerdo de una intervención en la radio de Eduardo Haro Tecglen, dedicada a una inmigrante prostituta, degollada una noche en el parque del Planetario en Madrid. Eduardo dijo: “ojalá la hubiera matado ETA. Sí. Así, al menos, su familia conseguiría una cuantiosa compensación económica y el merecido homenaje y el estremecimiento de todos nosotros compartiendo su dolor”. Así de crudo, como el poema atemporal de Bertold Brecht “Muchas maneras de matar”.

La realidad nos demuestra que la justicia ni es mujer ni tiene una balanza en su mano, en este país de mujeres vendadas y espadas en alto. Como demuestra la campaña orquestada estos días para que se consiga una ley que aleje a los militantes de ETA de sus víctimas. Éticamente es muy positivo que se promueva que no vivan cerca las víctimas de sus verdugos: esa ley, como tantas otras cosas, la pedía a gritos la sociedad española desde el mismo fin de la guerra civil. Millares de pueblos, a lo largo de toda la geografía española, han vivido durante 70 años la misma escena en que el reconocido asesino, pistolero falangista o jerarca del Movimiento vive en el pueblo al lado de los familiares de muchas personas a las que reconocieron que fusilaron y los tiraron por un puente después. Nunca se rindió cuentas con esto, y ante ese principio de amnesia (Borbón y cuenta nueva) se construyó la España que hoy conocemos. Pero otra vez vuelvo a caer en la inocencia infinita, porque, evidentemente, esta ley no se aplicaría para estos casos. Las leyes siguen siendo para quien tiene el poder de hacerlas y llevarlas a la práctica, y de eso depende toparnos con la balanza o con la espada. Los represaliados políticos (no los de la violencia de ETA, sino la inmensa mayoría de víctimas sociales del Estado, que se cuentan por millones) no tendrán nunca un hueco en el código civil. Como mucho, y con mucha suerte, consiguen que de vez en cuando alguien les dedique un homenaje. País de inocentes.

sábado, 19 de julio de 2008

La ciudad desaparecida

Cuando era niño, bajábamos a jugar a la calle con lo puesto. El descampado resultaba, sin que nosotros fuéramos conscientes de ello, como una inmensa hoja en blanco sobre la que pintar creando nuevos mundos. Arquitectos infantiles con ganas de soñar, le arrancábamos a la tierra un campo de fútbol, o al parque una pista de béisbol, una cancha de tenis…, una carrera ciclista para las chapas o un recorrido lleno de agujeros y montañas mágicas para las canicas.

No necesitábamos nada para soñar, nada que no fueran las ganas de hacer cosas. Y la tele no nos atrapaba porque las horas de los dibujos animados estaban contadas (y si había algo era La bola de cristal o Fraguel Rock, que estimulaban nuestra imaginación) y aún no sabíamos lo que era el vídeo. Bajar al jardín de casa, o visitar los jardines vecinos buscando tesoros lo recuerdo como una entrañable imagen de pequeños Robinson Crusoe urbanos. A veces encontrábamos monedas, otras veces muñecos, reliquias, juguetes rotos (o no). Las zanjas que comenzaba a haber para construir nuevas carreteras y pisos nos servían de escenario para nuestras películas de acción, saltando charcas, cogiendo bichos o haciendo cross por los montículos con la bicicleta.

Qué decir de la fiesta que significaba tener una moneda de cinco duros en la mano y salir corriendo a la tienda del barrio o al puesto de chucherías. Por supuesto, no todo son recuerdos bucólicos. También había peleas, claro. Todos los días alguien se zumbaba. Pero es verdad que, al no tener nada, ni navajas ni otras armas que no fuéramos nosotros mismos con nuestras rabias, por muy duras que fueran las curras nunca salió nadie realmente malparado. Y cabrones fuimos un rato, como probablemente corresponde a los niños como privilegio esencial.

Mi infancia desde casi los 7 años hasta los 12, transcurrió en el último bloque de viviendas que topaba con el Parque Conde de Orgaz, un búnker vallado, lleno de chalets donde vive parte de la oligarquía madrileña. Mis ojos de niño sólo eran capaces de ver el misterio de aquella valla por donde trepábamos como quien subía el Himalaya y luego la bajábamos con vértigo hasta volver al suelo, no siempre con la misma suerte. Desde mi ventana conocí ya de pequeño esa brecha que dividía el mundo en dos. De aquella parte donde se acababa la ciudad, me inquietaba por las noches la soledad de los semáforos, que emitían señales sin parar sin que nadie se acercara para escucharlos, hasta que el tedio los dejaba en un ámbar intermitente que sólo despertaba el ronquido de los coches, a la hora en la que la ciudad volvía a desperezarse.

Esos recuerdos del descampado quedaron enterrados exactamente bajo el mausoleo de sueños del Palacio de Hielo, un monstruo comercial donde los niños ricos pueden divertirse pagando entrada en cada atracción. Si antes íbamos al polideportivo a hacernos amigos jugando juntos al baloncesto, ahora los niños se pelean por jugar a una máquina donde te dejan un balón de plástico mal inflado para que tires unos tiros a la canasta por un euro. Lo que antes era ver cómo a la misma hora chavalas y chavales bajaban a juntarse en la pista para conocerse y sin pagar un precio a nadie por ello, ahora se ven cosas como una pelea de gallos dando puñetazos a una máquina para probar su fuerza. Grupos de chicos y grupos de chicas aún niños, vistiendo las mejores marcas y embadurnados de los mejores perfumes para hacerse un cortejo patrocinado por las multinacionales textiles.

Antes, por las noches el parque era un lugar común, donde nadie pagaba entrada y no nos echaban de allí al llegar la noche, porque nos pertenecía a todos. Pero el mismo espacio que reinventábamos cada día para convertirlo en algo nuevo, con el único ejercicio de poner dos sudaderas marcando las porterías, ahora acoge en tres plantas un sinfín de tiendas de comida basura, ropa para anoréxicas, un cine comercial y, sobre todo, un gran número de máquinas recreativas dirigidas a los niños, para hacerles ver que arriba-abajo e izquierda-derecha son los únicos movimientos que permite el sistema.

Con el tiempo me hice mayor, y dejé los juegos. La familia abandonó el barrio que ya no era barrio, y nos fuimos a las afueras. Allí tuvimos un perro. Eran barrios nuevos de familias que salieron de la capital, y resultó hermoso que nos juntáramos decenas de personas con cachorros de todas las razas, a la misma hora, para recorrer otro descampado, ya fuera por las tardes como por las noches. Los perros tenían todo un campo abierto para correr y jugar, y era un verdadero placer para el alma ver esa explosión de alegría en ellos, atrapados completamente por la alegría del presente, abriendo el regalo de la vida y devorándoselo sin esperas.

Pero la vida sigue, y el ser humano camina en la dirección opuesta a la vida. Ahora, regresando también a esta casa de las afueras, esos cachorros, con sus juegos, sus carreras tan interminables que los convertían en puntitos negros en el horizonte, han quedado también sepultados bajo otra inmensa cripta comercial, Rivas Futura. Los perros, encerrados en miniparcelas como los niños encerrados de los recreativos, se pelean por defenderse entre las vallas. También ellos sufren la vorágine de estos tiempos en los que se vende hasta el último grano de arena.

martes, 15 de julio de 2008

La cena de los idiotas

A estas horas de la noche, todos somos Francois Pignon.
"Ahora, a trabajar y a consumir"... parece mentira que la frase pertenezca a un dirigente socialista, presidente del Gobierno. Y que encima sea la frase de cierre de un Congreso de un Partido Socialista europeo, dirigida a los militantes del PSOE.
Era ZP, una marca como cualquiera otra, ahora devaluada en el mercado de valores.

"Producid, consumid, malditos..."

Hace ya tiempo que los partidos que se dicen socialistas desterraron el marxismo y las ideas comunistas de sus programas... y paulatinamente esos idearios son sustituidos por el viaje surrealista hacia ninguna parte. Aquí un socialista en 1976 y desde la clandestinidad denunciaba el carácter imperialista y de clase de la OTAN con unos valientes y brillantes artículos firmados con seudónimo..., y, diez años después, ya presidente, se ponía el primero en el desfile yanki abriendo sus bases militares para eliminar objetivos incómodos del monopoly mundial y penetrar en nuevos mercados cogido de la mano invisible de la barbarie. ¿Se trata del viaje del héroe o el viaje del monstruo?

Hoy, que los políticos son de carrera y ya no pasan en su juventud por la trena, ni siquiera por la comisaría; que las mentiras van decoradas en operaciones de márketing y eslóganes publicitarios diseñados por grandes empresas, que nos venden sonrisas vacías entre cortinas de humo... sencillamente se hizo el juego de letras infantil de la fe de erratas: donde ponía "comunismo" debe decir "consumismo". Y 160 años a la papelera de un plumazo.

Uno de los grandes engaños del "socialismo real" y demás experiencias socialistas ha sido el valor del trabajo. En mayor o en menor medida, se produjo más que nunca a costa de sustituir la "explotación del hombre por el hombre" por la "explotación del hombre por el Estado".

Y en estos tiempos difíciles, donde las nubes de arena no nos dejan ver más allá de las marcas, seguirá siendo verdad aquella viñeta de El Roto en la que la rata decía mientras volvía la esquina "el capitalismo funciona, sólo hay que saber adaptarse". O aquel gordo de traje, con puro en la boca, que después de hacer carrera política se hizo con un gran banco y decía "el capitalismo como mejor funciona es siendo rico".

O quién sabe si aquella del emérito Rodríguez Braun, que en la radio decía que se indignaba cuando veía a un indigente vendiendo "La farola" y decía, fuera de sí, que él le preguntaba siempre al indigente: "¿pero por qué no vende el Cinco Días?"

Si es que en el fondo los demás no lo entendemos. O no los entendemos. Pero caminamos decididamente hacia el día en que sus verdades mesiánicas hagan posible que nos encontremos en un mundo de ciudades-mercado habitadas por ciudadanos-consumidores, en las que solo nos topemos con kioskos de verdad vendiendo mentiras, en un mundo lleno de kioskeros embargados hasta el alma para poder mantener su chiringuito. Chungo destino.

miércoles, 9 de julio de 2008

El huevo y la gallina

"Violencia: (del lat. violentĭa). 3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.” (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua)

Me lo encontré anoche. Ya casi no había luz por los alrededores oscuros de la estación de Atocha, en esa parte de la ciudad donde comienza la periferia y el mundo deja de ser noticia para convertirse, como mucho, en suceso. Caminaba como adentrándome en otra dimensión, en una de las tantísimas estaciones fantasma del Madrid turístico… Y de repente, salió de un rincón, como un trozo de nada que se desgaja del vacío. Una piedra sin nombre que cae de la ruina.
Era alto, muy alto, y mucho más negro que la noche. Desde el instante en que me vio venir, se fue acercando emitiendo un “excuse me”. Esos segundos me dieron el tiempo suficiente para vencer al miedo instintivo, y decidí pararme a hablar con él. Pronunció el nombre de un país muy lejano, tan lejano que no lo entendí… Empujaba un carrito vacío, con unos brazos largos y fuertes, aunque visiblemente enfermos, tísicos, con las mil marcas de la desesperación en su piel. Estaba jodido, pero no se le veía tan mal como a las almas hechas polvo y pena que deambulan por otras calles arrastrando su miseria o su cirrosis. Este se presentó con el corazón por delante. Un corazón que si tuviera un cuentakilómetros seguro que habría dado ya varias vueltas a todos sus ceros. Hablaba todos los idiomas, y por un momento me pareció un personaje mítico como los que aparecen en los cuentos de Borges.


–Yo paso mucha hambre –dijo cuando dio con el castellano.


Su voz retumbó en mis entrañas casi tanto como debieron retumbar los cuerpos delante de las pantallas de tropecientos mil voltios en el “festival solidario” del megacentro comercial “Rock in Rio” que se plantó no muy lejos de aquí durante las dos últimas semanas, cuya entrada diaria costaba entre 50 y 275 euros y cuyos 200.000 metros cuadrados hablaban de sostenibilidad mientras albergaban hasta una pista de nieve artificial en mitad del desierto del sureste madrileño.
Una voz profunda, que venía desde las catacumbas de la vida, a la que no hacían falta ni los más potentes equipos de amplificación ni las gigantescas pantallas digitales ni los monitores, ni los equipos inalámbricos, juegos de luces ni demás parafernalia del mundo que viaja en la sociedad del derroche y el espectáculo vendiendo mensajes de progreso patrocinados por Movistar, Endesa, El Corte Inglés y multinacionales de la información. Su mensaje era sencillo. Y me partió el alma.

Deseé con todas mis fuerzas que de repente apareciera ante nosotros un carrito lleno de comida, de esos que salen por la puerta de atrás del hiper en la madrugada, desbordando montones de frutas, verduras y lácteos entre hogazas de pan del día, que ya no puede vender la tienda porque la arruga y el color oscurecido mancha su nombre y el valor de la marca…

“Yo paso mucha hambre”, retumbó de nuevo dentro de mí, dándome de bruces con la realidad.

Y en ese instante me acordé de la fotografía que vi por la mañana. Los grandes jefes de Estado, las grandes marionetas del mundo, reunidos para hablar de la crisis global, se sentaron como reyes medievales (bueno, no tan medievales, porque hay quien sigue teniendo el suyo, con toda la Corte bien dispuesta por los aparatos del Estado y los Consejos de Administración de las principales empresas del país…), como una celebración de dioses, ante una mesa para degustar 19 platos distintos. Platos preparados por el mejor chef de Japón, la más sublime delicatessen para el mejor gourmet: congrio con azucenas, maíz con caviar, almejas hervidas, erizos de mar y otras mariscadas exquisitas para los amos de la Tierra y su séquito. Estaban reunidos para tratar la mayor crisis alimentaria de la Historia. Y la mayor de las violencias, estaba en esa mesa.

“Yo paso mucha hambre”.

Nos regalamos nuestras mejores sonrisas, chocamos nuestros puños con cariño en el saludo rastafari y le deseé mucha suerte.

Y mientras retumbaba una y otra vez la misma frase en mi interior, deseé profundamente tenerlos delante para reventarlos a todos. Patearlos hasta que les salieran las tripas por la boca. Uno a uno, sus estómagos estallando al unísono como un golpe de justicia humana...


lunes, 30 de junio de 2008

Ecocidio permanente 2

Pan y circo. Toros y fútbol. Trabajo basura, cada vez más horas atados a la pata del ordenador. Ocio basura, cada vez más horas atados a la pata del televisor. Comida basura para los esclavos de la industria agroalimentaria. Relaciones basura en un mundo donde nadie se cuida a sí mismo ni cuida al otro. En el mundo de las prisas no hay lugar para el amor. El guión está escrito: el gran circo mediático de los grandes campeonatos es uno de los negocios más rentables para el sistema. El individuo, en un momento de crisis y contacto con la dura realidad, después de estallar la burbuja inmobiliaria (con las manos quemadas tras estar a punto de tocar la luna, mientras otros saquearon las arcas públicas y vendieron los servicios públicos, como escribió Millás) necesita identificarse con algo… y más si ése algo está trayendo la idea de éxito a sus vidas a un precio módico. En el intermedio, emitimos una reedición de Operación Triunfo o los últimos chismorreos de la prensa rosa… ¿y cuánto vale tu alma en el mercado de futuros?

La celebración de la victoria española en la Eurocopa se hace entre coches… desde días antes de la final, son muchos los que salen con el coche a pasear con banderas españolas y tocando el claxon. Una orgía colectiva difícil de digerir, imposible de entender desde el lado racional de la vida, a dos días del partido… Y cuando el árbitro pita el final de la final, multitudes salen a la calle por todo el país. Una buena parte lo hace en coche para recorrer las calles de Madrid, generando atascos insólitos a las diez y media de la noche de un domingo. La sociedad del derroche no escatima en medios… Al mismo tiempo, Madrid acoge el XIX Congreso Internacional del Petróleo (sin que los medios aludan en ningún momento al tema), que pasa perfectamente desapercibido para quienes pagan casi un euro y medio por cada litro de combustible, dejando en la urna su voto diario a favor de la destrucción del planeta, avivando el calentamiento global, legitimando las guerras por el control de los recursos... Demagogia barata antipatriota. Paradojas andantes de este milenio de la estupidez.

jueves, 26 de junio de 2008

El ecocidio permanente

Patxi Ibarrondo nos dijo que él había querido escribir el Quijote. Un libro que después de cuatro siglos sigue dándonos lecciones diarias. “Porque Quijote y Sancho, al final, son la misma persona”. El utópico y el conservador. El deseo y el conformismo. Pasión y resignación. El soñador y el realista. Y en el interior de cada una de nosotras viven los dos. Pero en este mundo ya no hay locos… O quizá todos lo somos, en el cotidiano ejercicio de inconsciencia colectiva, en las formas de vida que aceptamos y hacemos nuestras, todos somos Sancho y Panza.

Porque todo está conectado, y el mundo en su forma humana tiene brazos (África), piernas (sureste asiático), espalda (América Latina), mente (una pequeña parte de Norteámérica y otra minúscula de Europa Occidental), ombligo (ídem...), estómago que se lo zampa todo (ibídem). El verano da la bienvenida a Madrid con un “ozonazo” (la primera subida tóxica por encima del umbral de riesgo de nuestro aire y nuestra salud). Pueblos indígenas son expulsados de sus tierras milenarias en las últimas reservas americanas… lugares donde se vivía con respeto al medio en el que los seres humanos se instalaban, pasan a ser minas que esquilmar al precio que sea. América Latina, una región que produce un 30% más de los alimentos que darían de comer a su población, suma ya 53 millones de pobres. El planeta, secuestrado por un grupo de 500 multinacionales que controlan el 80% del comercio mundial, es arrasado sin descanso en pos de un beneficio privado y ante la inconsciencia general. Ayer salió en la radio que las sardinas que nos venden no son sardinas ni están en aceite de oliva (aunque lo ponga en la lata). Antes engañaron con la perca del Nilo e infinitos ingenios para vender basura en lugar de comida. Los zumos nunca son zumos. La leche no es leche. El pan no es pan. Lo transgénico se llega a vender como biológico. La fruta y la verdura están llenas de pesticidas, la carne está llena de antibióticos y el pescado de plomo. El planeta explota. "No nos queda otra" repite la radio como un vocero interno, en boca de un precario que vive con una precaria y juntos soportan veinticinco horas diarias por la carga de una hipoteca. "Ojalá nos dure muchos años", decía al final. La alegría del esclavo.

En Riff-Raff, de Ken Loach, un hombre decía que no podía con esa idea de que, por el mero hecho de que un niño encienda un grifo para beber agua, o que un anciano encienda la calefacción para protegerse del frío, otra persona se esté enriqueciendo. Eran los tiempos de la Thatcher, que hoy nos quedan tan lejos y tan cerca.

Los beneficios de empresas como Endesa, que después hacen gala de ecologismo, son costeados por la sangre mapuche de los desplazados, los invisibilizados del racismo invisible. Vuelve el pánico europeo a que este verano no haya suficiente energía para mantener encendidos los millones de aparatos de aire acondicionado, que consumen una cantidad de energía descomunal y liberan a la atmósfera un aire industrial y sucio. Acostumbrados a ver la realidad por televisión, el cambio climático también nos queda lejos, como las imágenes de los degollados en Argelia -cuna del gas europeo-, la violencia en Sierra Leona por apoderarse de los recursos, los abusos en China o los ojos que se apagan en los desiertos del hambre esclava…

Para alimentar a los coches se hace todo lo posible y lo imposible para que no falte combustible. Para alimentar a las personas de un planeta en el que un tercio de la Humanidad se muere de hambre, no se hace nada. Para mantener la demanda de teléfonos móviles, las guerras por los minerales para las baterías, como el coltán, devastan lo poco que queda por devastar de África y las urbes del primer mundo se llenan de cánceres por las radiaciones de sus antenas. Aquí al lado, la costa cedió paso al ladrillo listo, los Monegros cedieron paso a Las Vegas, las islas verdes hoy son negras sombras… y para llevar a un juzgado un atentado contra la naturaleza, Ecologistas en Acción debe poner 500.000 euros en el juzgado. “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”, rezaba la tablilla en la granja. “Cuatro patas bueno, dos pies malo”. Y el mundo que se declara no racista ridiculiza a los gobiernos latinoamericanos, como el de Ecuador, cuando incluyen en su Constitución a la Naturaleza como sujeto de derechos.

Y me acuerdo de una bella canción de los Habeas, que nos habla también de que todos somos uno, en las reservas de Itoiz, Hebrón, el Amazonas…:


“Defender la casa del padre. O al menos esa parecía ser la consigna para los fedayines cuando interrumpieron de la forma más precisa los cables que evidencian el despotismo de la modernidad. Supimos entonces de la existencia de enfrentamientos entre el Ejército Israelí y los Solidarios en la Explanada de las Mezquitas, contra la construcción del túnel diseñado en el Plan Hidrológico Nacional. No tardaría en desaparecer la confusión de aquellos primeros instantes, después de saber que la guerra árabe-israelí comenzaba en el antiguo barrio judío de Tudela. Y como si de aplicar políticas de tierra quemada se tratase, no sorprende a nadie el observar cómo también en la ciudad de Hebrón se combate la biodiversidad. La misma conclusión sacaron las ocho vacas locas cuando la práctica les hizo ver que era el equilibrio sobre el alambre al menos tan fraudulento como lo son los acuerdos de paz. Esquivos a la nocividad que se deduce tras conjugar Valor de Uso, Valor de Cambio, Valor Ecológico. Y como si de resolver una ecuación se tratase, despejar la incógnita de si será por el Canal de Suez por donde fluyan los beneficios que sin duda rebasen los 400 millones de hectolitros. Una capacidad para la que no hay presa que sostenga tal demagogia en boca de quienes se empeñan en que los campos de refugiados levantados en los desiertos del Golán y Sinaí se prolonguen mucho más allá del Alto y Bajo Deba. “Nire Aitaren etxea defendituko dut... Baina nire aitaren etxeak iraunen du zutik”. Ecocidio al norte del Paralelo 36. La Agenda Oculta del Medio Ambiente busca y destruye en la Franja de Itoiz. Ecocidio al norte del Paralelo 36. La Agenda Oculta del Medio Ambiente busca y destruye en la Franja de Itoiz. Itoiz-Lemoiz, Ecocidio. Itoiz-Lemoiz, Ecocidio”.