La mañana de ayer, 11 de noviembre, el partido fascista Democracia Nacional había convocado una manifestación bajo el lema "Contra el racismo antiespañol" en el barrio obrero madrileño de Usera. En el cartel de la manifestación no sólo se representaba a tres ovejas negras gruñendo entre sus excrementos y echando de una coz a una oveja blanca con cara de buena: en letras grandes se advertía "Manifestación legal: autorizada por la Delegación de Gobierno". De entre tanta barbarie racista, sin duda lo más violento resulta esto último.
Los mismos vecinos del barrio organizaron una contramanifestación para plantar cara al fascismo y mostrar que no iban a ser bienvenidas en el barrio las actitudes racistas. A la convocatoria se sumaron muchos jóvenes de los barrios del sur. La cita antifa era en Legazpi, donde se había quedado, por cuestiones de seguridad, para acudir en grupos a la protesta. En el vagón que llegaba a Legazpi iba a salir un joven fascista que vestía una sudadera que le delataba. Soldado de profesión y atacado por su propio miedo (sin duda lo que más alimenta tanto odio en un descerebrado), sacó un cuchillo de caza de 25 cms para abrirse paso entre el grupo de jóvenes antifascistas y se puso a lanzar navajazos. Clavó el cuchillo en el corazón de un chaval de 16 años, y muy cerca del pulmón de otro de 19, lanzando cuchilladas al aire y produciendo cortes a la demás gente del vagón y los andenes. Por los pasillos, cogió un extintor para escapar de la gente entre el humo y logró huir, aunque en la calle varios antifascistas pudieron alcanzarle y reducirle.
En la calle, la policía protegía la manifestación ultraderechista. No tardaron en realizar violentas cargas (con porras de metal, pelotas de goma y gases lacrimógenos) contra los jóvenes del barrio, produciéndose una batalla campal. Un joven recibió un pelotazo en la cabeza, y quedó detenido y tendido con la cabeza abierta mientras la policía negó la entrada de la asistencia médica hasta que terminara la manifestación fascista (permitiendo que los fascistas pasaran delante de él haciéndole fotos con sus móviles y ridiculizando sus heridas). Finalmente, la concentración fascista fue disuelta, pero el joven Carlos, que asistía a plantarle cara al fascismo, ya no volverá a su casa de Vallecas.
Los medios de comunicación venden la noticia como un enfrentamiento entre bandas, cuando se trata claramente de un asesinato perpetrado en el entorno de una manifestación fascista autorizada por la Delegación de Gobierno. No parece nada difícil encontrar responsabilidades, aunque de estas cosas nunca se responsabiliza a nadie.
No es un hecho aislado. En los últimos meses, en Madrid se están sucediendo ataques xenófobos y fascistas en una estrategia clara de la ultraderecha. Los más recientes, el joven congoleño que quedó tetrapléjico en Alcalá de Henares, un colombiano en Las Rozas o la paliza en el metro de Alfonso XIII a varios inmigrantes a plena luz del día. Aumentan las agresiones racistas en centros comerciales por miembros de la seguridad privada (como la paliza a dos mujeres negras en El Corte Inglés de Méndez Álvaro esta semana). Palizas y vejaciones a puerta cerrada que nunca trascienden por el corporativismo, la impunidad y el proteccionismo que los ampara, y el miedo a las represalias para quien denuncia. Aunque se sabe de tantas infiltraciones de ultraderechistas en los cuerpos de seguridad (públicos y privados), incluso de líderes ultraderechistas que son dueños de empresas de seguridad privada que prestan servicios a grandes empresas, nunca se toman medidas al respecto.
Por la tarde de ayer se fueron organizando espontáneamente y mediante móviles y boca a boca (según se iba conociendo la noticia) concentraciones de protesta en distintas ciudades por el asesinato fascista, donde se corearon gritos como "Carlos, hermano, nosotros no olvidamos" y "Si tocan a uno, nos tocan a todos". En la convocatoria de Barcelona se guardó un minuto de silencio en recuerdo del joven antifascista.
Esto no es nada nuevo. La impunidad con la que se mueve la ultraderecha en la ciudad de Madrid, la cobertura mediática que diversos sectores dan a su pensamiento xenófobo y la complacencia y el soporte que encuentran en la derecha neocon y ultraconservadora es el caldo de cultivo para que organizaciones fascistas se estén haciendo con el control de la calle utilizando las formas del Frente Nacional de Le Pen (visitando barrios obreros donde nunca han tenido presencia). Todo esto ante la cobardía y la pasividad del gobierno del PSOE. Sin ir más lejos, ayer mismo el Gobierno desvinculaba el asesinato con la manifestación y con el racismo.
En vez de exigir la disolución de las bandas fascistas y la depuración de los miembros fascistas que integran las fuerzas de seguridad del Estado, minimizan complacientemente lo ocurrido.
Un reciente comunicado de la Coordinadora Antifascista de Madrid ya denunciaba lo siguiente:
"El pasado sábado 23 de septiembre en el Barrio del Pilar asistimos al brutal apaleamiento de varios jóvenes por parte de un numeroso grupo de neonazis. Uno de los chavales agredido tuvo que ser operado de urgencia por hundimiento y fractura del cráneo. Esta fue la más grave de las múltiples agresiones que llevaron a acabo a lo largo de la noche, en este y en otros barrios de la zona norte de Madrid. Este grupo de fascistas se reunió antes y después de las palizas en el local del partido ultraderechista "Democracia Nacional" ubicado en las plazas del barrio, según han confirmado multitud de vecinos. Pese a la advertencia que por parte de algunos vecinos se hizo a la Policía Nacional y Municipal, su pasividad fue absoluta, incluso después de las agresiones más graves, que se produjeron a pocos metros de una comisaría. Camuflado bajo el engañoso y confuso nombre de Democracia Nacional, este partido político ampara y da cobertura a jóvenes neonazis como los que agredieron al vecindario el pasado 23 de septiembre. Estas palizas no son un hecho aislado ni excepcional, son parte de una estrategia de la ultraderecha en Madrid.
El 25 de agosto, en las fiestas de Alcalá de Henares, 15 nazis atacaron a las personas que se encontraban en la caseta del PCE e hirieron a tres personas. Uno de los asaltantes, que salieron de la caseta de Falange, dijo ser guardia civil. Los fascistas contaron con la complicidad de la Policía Municipal, ya que se les avisó de que se preparaba la agresión y no hicieron nada.
El 1 de septiembre, en las fiestas de Pozuelo, un grupo de nazis se dedicó a dar varias palizas. Causaron siete heridos incluido un concejal del PSOE quien dijo que los agresores son los nazis de toda la vida de Pozuelo y Majadahonda, aunque ya no vistan de skinheads. Los agredidos señalaron la pasividad de la Policía Municipal.
El 8 de septiembre, en las fiestas de Canillejas, 40 nazis intentaron atacar la caseta de la asociación cultural Krisol. La policía identificó y cacheó a la mayoría del grupo, pero dos nazis llegaron hasta la caseta. La agresión les salió mal y un nazi acabó lesionado.
El 16 de septiembre, en las fiestas de Fuenlabrada, un grupo de unos 30 nazis se dedicó a dar palizas. Un agredido tuvo que ser hospitalizado.
El 22 de septiembre, en las fiestas de Talavera de la Reina (Toledo), un grupo de nazis destrozó la caseta de IU. Al acudir la Policía Municipal, les atacaron e hirieron a un agente. Los nazis contaron con la colaboración de la Policía Nacional que hizo todo lo posible para que los fascistas detenidos por la policía municipal fueran puestos en libertad esa misma noche.
El 22 de septiembre, en la Plaza de Opera, un grupo de 15 nazis atacó a seis jóvenes de izquierda, con el resultado de dos heridos. El Partido Popular y algunos medios de comunicación dicen que esta estrategia de agresiones neonazis a gentes de izquierda, inmigrantes, mendigos, homosexuales, toxicómanos... que sólo en el último mes ha dejado 17 personas heridas, algunas de ellas graves, no existe. Que todo esto no es más que un problema de "tribus urbanas", de punkis y skin heads. Pero las agresiones fascistas están alcanzando tal nivel que cada vez les es más difícil ocultar la realidad.
El pasado mes de febrero, un grupo de ultraderechistas colocó una bomba en el teatro Alfil para que explotara durante la representación de una obra de teatro que criticaba la religión católica. Sólo la rápida intervención de los trabajadores del teatro evitó una masacre. La Policía aún no ha considerado oportuno detener a nadie. Desde hace casi un año, la alcaldesa de San Fernando de Henares es amenazada continuamente de manera pública por un grupo neonazi de esa misma localidad, por ser de izquierdas y por haber adoptado a una niña inmigrante. La polícia tampoco ha considerado oportuno detener a nadie. La complicidad policial con los grupos fascistas es cada vez más evidente. En los cuerpos policiales y militares aún hay una importante presencia ultraderechista, gracias a la ley de punto final que supuso la transición política española. Los asesinos, torturadores y violadores de la policía franquista han seguido ejerciendo sus labores en la monarquía parlamentaria; ni uno sólo ha sido juzgado por sus crímenes y violaciones de derechos humanos. Esto ayuda a entender por qué las organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional, denuncian año tras año la pervivencia de la tortura en comisarías y cuartelillos. Esto explica que en los grupos neonazis abunden polícias, guardias civiles y militares. Por todo ello, sabemos que el problema de las agresiones neonazis no se soluciona con más policía, que ha estado presente en la mayoría de las agresiones del último mes y no las ha impedido. Si la policía permite que se amenace a una alcaldesa, que reconocidos nazis agredan a un concejal, que ultarderechistas coloquen una bomba en un teatro repleto de gente... nadie en su sano juicio puede pensar que vayan a impedir las palizas a jóvenes, inmigrantes, homosexuales, mendigos...
El problema de las agresiones neonazis, de las que cualquier persona podemos ser víctima, se soluciona con:
1 - La organización y la movilización que obligue a cerrar locales, partidos y grupos que impulsan las agresiones como Democracia Nacional. Exigir la depuración de los fascistas presentes en la Policía, Guardia Civil y Fuerzas Armadas.
2 - La denuncia en los juzgados de las agresiones. Si las denuncias se realizan en la comisaría es muy probable que nunca lleguen a ninguna parte, o que incluso l@s agredid@s acaben denunciados
3 - El derecho a la autodefensa. La autodefensa no debe ser espontánea, ni significa romperlo todo cuando "me lo pide el cuerpo". Debe estar enmarcada en una estrategia y estar mínimamente auto-organizada".
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