miércoles, 27 de mayo de 2009

El Partido de los domingos



“A la hora de votar, vota a NADIE
voto útil, mayoría real, vota a NADIE
¡nadie, nadie, nadie!

NADIE te dará trabajo, NADIE te comprenderá
NADIE te proporcionará vivienda digna y buena sanidad…

Y si nada de esto ocurre
debes perseverar
no hay que echar la culpa a NADIE:
¡NADIE te va a ayudar!
NADIE es mejor que nadie
¡Nadie!

NADIE ataca a los banqueros y dará igualdades para la mujer
NADIE acabará con el mangoneo y con la corrupción.
NADIE protegerá el medio ambiente
NADIE te va a librar del servicio social o del militar.

Y si nada de esto ocurre
debes perseverar
no hay que echar la culpa a NADIE:
¡NADIE te va a ayudar!
NADIE es mejor que nadie…
¡Nadie!”



Llegan las elecciones europeas el próximo domingo. Para elegir un Parlamento del cual sabemos poco y cuyos poderes son prácticamente simbólicos.
En el Estado, la normalidad es aún más normal que de costumbre, por lo que se espera que la abstención llegue a los índices de Estados Unidos.
Y como escribía Almudena Grandes, encima el día 8 “habrá que oírles” criticar a la juventud, y también los comentarios estúpidos como aquel de “si no votas, no tienes derecho a quejarte”. Las pocas opciones que dejan participar en el circo mediático nos dan a elegir entre lo mismo y lo mismo, para no cambiar ni una tilde las políticas monetarias y económicas, ya pactadas en los oscuros despachos de los jefes de Gobierno y las grandes multinacionales. Las demás, o están prohibidas o son invisibilizadas para demostrar que son opciones inválidas, pasatiempos de locos.
Un cartel de las juventudes socialistas apela, como siempre por estas fechas, a “parar a la derecha”. Y parece que quiere dejar meridianamente claro que a la derecha se la para los pies con una papeleta en un parlamento inútil cada cuatro años. Y si no cometes ese verdadero acto revolucionario, tus ideas se desvanecen y te conviertes en Mayor Oreja. Como si fuera un supermercado, el Partido se viste de domingo y te vende tus propias ideas, ya que solamente si les compras (si les votas) podrás salvarte.

Pero a la izquierda no hace falta que la paren. Está perfectamente parada, como un reloj sin pilas, desde que se sentó trajeada (eso sí, lo mejorcito de la casa en la dirección, siempre) en las instituciones que tanto los miman, para dedicarse profesionalmente a adormecer al personal. Asumiendo como suyo ese parlamento, esta memocracia. Nada de hablar de presupuestos participativos, de alinearse sin fisuras con la clase trabajadora en tiempos de crisis, de movilizar por la sanidad y la educación 100% públicas y sin concesiones, apostar por proteger el medio ambiente de forma radical contra el cambio climático provocado por una civilización inconsciente articulada en el consumo devorador del planeta, por poner sobre la mesa sin complejos la cuestión de género o las cuestiones nacionales, o defender el derecho a las plenas libertades democráticas, empezando por los derechos de los ciudadanos y los pueblos… No. Porque en eso siguen pactando durante los cuatro años de legislatura.
Pero tomo nota. Votar para detener el avance de la derecha. Comenzando por la derecha que se instaló ya hace tiempo en los grandes partidos de izquierda, aniquilando un capital intelectual importante, que siempre desaparece en ese salto al parlamento, como ocurrió en la izquierda española de los 80.
Votar es elegir. Y elegimos cada día con nuestros actos cotidianos, desde lo más pequeño. Parar a la derecha es parar este modelo de vida y de consumo insano, defender los puestos de trabajo y la calidad de vida, revisitarnos por dentro para expulsar los viejos fantasmas de nuestra cultura, elegir el amor y la ternura. En el fondo, actuar y ser consciente. Estar en el sitio donde creemos, para que (como escribía Benedetti) si nos sorprende la muerte, que no nos pille muertos de vergüenza. Con o sin papeleta, eso es indiferente: lo imprescindible es hacerlo sin tregua.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Apuntes sobre el ego



CONTENIDO Y ESTRUCTURA DEL EGO
La mente egótica está completamente condicionada por el pasado. Su condicionamiento es doble, pues actúa tanto en el contenido como en la estructura.
En el caso de un niño que llora con profundo desconsuelo porque le han quitado su juguete, el juguete representa el contenido. (…) El contenido con el que te identificas está condicionado por tu entorno, tu educación y la cultura que te rodea. Que el niño sea rico o pobre, que el juguete sea un trozo de madera con la forma de animal o un complejo aparato electrónico, eso no representa ninguna diferencia en lo que se refiere al sufrimiento causado por su pérdida. La razón de que la pérdida produzca un sufrimiento tan agudo está oculta en la palabra “mi” y es estructural. (…) Una de las estructuras mentales básicas que provocan la existencia del ego es la identificación. (…) Uno de los niveles de identificación más básicos es la identificación con cosas: mi juguete se convertirá más adelante en mi coche, mi casa, mi ropa, etc. Procuro encontrarme a mí mismo en cosas, pero nunca lo consigo del todo y acabo perdiéndome en ellas. Ese es el destino del ego.

IDENTIFICACIÓN CON LAS COSAS
Los de la industria de la publicidad saben muy bien que, para vender cosas que la gente en realidad no necesita, deben convencerla de que esas añadirán algo al modo en que se ven a sí mismos o a cómo son vistos por los demás; en otras palabras, que añaden algo a su sentido del yo. (…) Y así, en muchos casos, no estás comprando un producto sino un “realzador de la identidad”. Las marcas son, básicamente, identidades colectivas a las que te incorporas pagando.
(…) Paradójicamente, lo que mantiene en marcha la llamada “sociedad de consumo” es el hecho de que intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no funciona. La satisfacción del ego dura poco, y tú sigues buscando más, comprando, consumiendo. (…) La identificación del ego con las cosas crea apego a las cosas, obsesión por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo y sus estructuras económicas, donde la única medida del progreso es siempre “más”. La búsqueda descontrolada de más, de crecimiento infinito, es una disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que presenta la célula cancerosa, cuyo único objetivo es multiplicarse, inconsciente de que está provocando su propia destrucción al destruir el organismo del que forma parte.

EL NÚCLEO DEL EGO
La mayoría de la gente está tan completamente identificada con la voz de su cabeza —el torrente incesante de pensamiento involuntario y compulsivo y las emociones que lo acompañan— que podríamos describirla como poseída por su mente. Cuando eres completamente inconsciente de esto, crees que el pensador eres tú. Eso es la mente egótica. La llamamos egótica porque hay un sentido del yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción, emoción. En términos espirituales, esto es la inconsciencia. Por supuesto, tu pensamiento, el contenido de tu mente, está condicionado por el pasado: educación, cultura, entorno familiar, etc. El núcleo central de toda la actividad de la mente consiste en ciertos pensamientos y emociones repetitivos y persistentes, y en pautas de reacción con las que nos identificamos con más fuerza. Esa entidad es el ego mismo.
En la mayoría de los casos, cuando dices "yo" es el ego el que habla, no tú. El ego consiste en pensamientos y emociones, en un puñado de recuerdos con lo que te identificas como "yo y mi historia", en papeles habituales que desempeñas sin saberlo, en identificaciones colectivas como la nacionalidad, la religión, la raza, la clase social o la filiación política.

Extractos de “Un nuevo mundo, ahora” de Eckart Tolle (Gaia Ediciones).

jueves, 14 de mayo de 2009

El apartheid democrático



Es tiempo de puentes rotos y de nuevos muros asentados sobre viejos conflictos.
Pirritx y Porrotx, los payasos más famosos de la televisión vasca y muy queridos por los niños, y que han protagonizado campañas en favor del euskera y las ikastolas, rodaron un vídeo para mostrar su apoyo a una campaña contra la política penitenciaria de dispersión de los presos de ETA. Una política salvaje e inhumana que ha cumplido ya 20 años, y que debería avergonzar a cualquier defensor de los derechos humanos, también a aquellos que claman contra la vulneración de derechos humanos en China, Cuba, Guantánamo o Abu Ghraib. Organizaciones internacionales como Human Rights Watch se encargan de denunciarlo y de defender el derecho de las personas presas a mantener lazos con sus familiares, aunque sus palabras tampoco parecen haber llegado a ningún sitio.

Nada que ver con estar a favor o en contra de la lucha armada, ni de la independencia, ni ser nacionalista o dejar de serlo. Nada que ver con apoyar o no a ETA ni a sus tentáculos políticos. De la misma manera que criticar Guantánamo no nos convierte en fervientes seguidores de Al Qaeda ni de la yihad.
Una práctica de la tortura para luchar contra el terror. Contra las bombas de ETA, bombas de racimo sobre la población civil no dirigidas hacia los miembros de ETA, sino hacia sus familiares y amigos, para ampliar el círculo de dolor hacia un montón de gente que no tiene ninguna culpa de nada (y, aunque la tuvieran, no deja de ser una política de Estado completamente atroz e inhumana). Madres presas viven en la prisión junto a sus hijos pequeños, cuya vida es una prolongación de la condena materna, en la que no se respetan los derechos de las personas presas (que siguen siendo personas).

De los 744 presos del último censo de presos de la banda (el porcentaje de gente con delitos de sangre no creo que pase del 10%), sólo 14 cumplen condena en prisiones vascas. Los demás están a una media de casi 700 km de sus casas.
Como figuraba en "La pelota vasca" de Medem, muchos familiares deben desplazarse durante jornadas maratonianas para visitar a sus hijos, hermanos... y se da una escandalosa cifra de accidentes sufridos en los viajes por carretera. Aparte de un gasto medio semanal de 377 euros en los viajes por cada familia.

El Gobierno Vasco ofrecía ayudas para esos viajes con el fin de rebajar ese nivel de tragedias gratuitas (mejor viajar en autobús a chuparse un viaje de más de 1.000 km en coche para una visita de fin de semana, o a saber en qué condiciones se llega a los centros penitenciarios de las islas).

Afirman, como prueba irrefutable del valor de la libertad, que Pirritx fue concejala de Euskal Herritarrok en un pueblo que sufrió un atentado que se llevó la vida de un concejal del PSE, y que durante el pleno en el que los grupos políticos (salvo EH) presentaron su comunicado de condena, ella asistió a la ceremonia con un gesto muy serio durante todo el pleno y, como es habitual en su partido (tal cual es habitual en la derecha española con el golpe militar de 1936 o el franquismo, o como ha sido habitual en el PSOE con la guerra sucia de los 80, o cada uno de ellos con sus sangrientas guerras de Irak), no firmaron el comunicado que les ponían delante los otros. El delito de no expresar la misma condena de los demás nunca prescribe. Diez años después vienen a cobrarlo. El valor de la libertad puesto en entredicho por la libertad misma. "La libertad es esto", la decían. "La democracia, esto". No queda lugar para el derecho a no condenar con las mismas palabras del de al lado, un viejo privilegio de los grandes partidos. Cuando el PP de la Comunidad de Madrid no se sumó a la condena por el asesinato de Carlos Palomino a manos de un militar neonazi, nadie exigió que se les aplicara la Ley de Partidos, y esa misma tarde el asunto ya se había olvidado.

La llegada a la Lehendakaritza del PSE no se ha notado en prácticamente nada... salvo en estas cosas, que se anuncian a bombo y platillo: se retiran las ayudas a los familiares de presos, vendiéndolo como una forma de victoria de la libertad... y han prometido que Pirritx y Porrotx jamás volverán a actuar para ayuntamientos (a pesar de llevar años triunfando en las fiestas populares de pueblos por toda la geografía vasca y navarra), después de cancelar una actuación suya programada para el próximo junio en Getxo. Los medios utilizan ambiguos titulares a la altura del periodismo profesional de hoy, como "La payasa de EH" y otras joyas.
Otros grupos musicales caerán en el camino, y de nuevo el 10% del electorado tendrá vetada su participación en los comicios. Sin ir más lejos, acaban de anunciar un veto gubernamental a la candidatura "Iniciativa Internacionalista", liderada por el dramaturgo Alfonso Sastre (que participó en otra de las listas prohibidas en una ocasión, aunque ha dejado claro que no militó nunca en ningún partido, salvo en el PCE bajo el franquismo), por primera vez una lista de ámbito estatal. Se amplía en el horizonte la negra sombra de la criminalización.

Ahora probablemente serán un pueblo libre con muros igual de altos de los que tenían antes, porque nadie se preocupa por construir puentes, sino más bien en asentar los viejos muros que mantienen en la desidia a las dos orillas. Parece sencillamente que se hubieran cambiado los roles el gato y el ratón.

viernes, 8 de mayo de 2009

El pueblo que no sabía sonreír

ÉRASE UN PUEBLO QUE LE COSTABA SONREIR...

Había una vez un pueblo "salvaje" que vivía aislado en las laderas de altas montañas. Sin ruidos, sin prisas, respirando un aire muy limpio. Todo lo que necesitaban lo producían ellos. Había épocas del año que nevaba mucho y apenas tenían que comer. Tenían lo justo.
Así vivieron muchísimos años sanos y contentos. Casi todos alcanzaban los cien años sin achaques y con ganas de vivir. Y cuando les llegaba la muerte, se despedían alegres de sus amigos y familiares.

Tenían una cara con el paladar y el maxilar superior tan anchos... y con unos dientes tan bonitos... que parecían sonreír siempre ¡aún cuando dormían!

No tenían escuelas. Los niños aprendían según lo iban necesitando, de los mayores y de lo que la vida les enseñaba. Tenían mucha curiosidad por todo.

Un día fueron "descubiertos" por un pueblo "civilizado" y al verlos tan retrasados, decidieron darles un empujoncito. Organizaron expediciones hasta aquellas escarpadas montañas para llevarles todos sus "adelantos": harina y azúcar refinadas, bebidas gaseosas, caramelos, patatas fritas, chocolate, nocilla, tabaco, café, té, alimentos enlatados y empaquetados, vino, güisqui, dentífricos, máquinas parlanchinas (TV, radio...) y muchas máquinas ruidosas más.

Enseguida este pueblo empezó a conocer los malestares de las enfermedades. El pueblo "civilizado" les había contagiado su modo de vida. Los médicos civilizados declararon que les habían contagiado las enfermedades porque les habían llevado unos bichitos pequeñitos invisibles. Les enseñaron así la existencia de los endemoniados
microbios y les hicieron comprender que necesitaban muchas vacunas y medicinas para defenderse de ellos.

Les construyeron escuelas donde los niños aprenderían muchísimas cosas para el día de mañana. Entonces los niños empezaron a perder la curiosidad.

Las madres alimentadas con comidas artificiales dieron a luz bebés con un paladar tan estrecho, con los músculos de las mejillas tan pequeños que les costaba sonreír ¡Hasta la cara de la gente civilizada se les había contagiado!

Aquellos niños crecieron alimentándose con aquellos alimentos modernos... Y cuando se hicieron grandes y tuvieron bebés, éstos tenían aún más estrechos sus paladares. Les costaba tanto sonreír que ni haciéndoles cosquillas lo conseguían. Sólo se sabía que reían por el sonido de sus carcajadas, ya que las caras siempre estaban serias.

Jóvenes de aquel pueblo empezaron a perder muelas, mientras que los cráneos de sus tatarabuelos que vivieron 100 años, aún conservaban todos sus dientes, después de llevar mucho tiempo enterrados.

Desde entonces, todos los años sacan a relucir los cráneos aún sonrientes de sus antepasados para celebrar la Fiesta de la Sonrisa.

FIN.


No todo lo de este relato es cuento. Por el año 1930, el dentista Weston Price (1870 - 1948) estudió muchas razas "primitivas" de todo el mundo. Descubrió que cuando sustituían su dieta tradicional por otra "moderna" -harina y azúcar refinadas, arroz sin cáscara, etc.- en una sola generación se producía una degeneración dental
hasta entonces desconocida. En una sola generación, se reducía enormemente el tamaño del maxilar superior y del inferior.

El arco del paladar se empieza a formar a los dos meses de vida en el vientre de la madre. Si la madre embarazada come alimentos industrializados el arco del paladar del bebé no se desarrolla bien, al igual que los músculos de la risa. Las consecuencias de este mal desarrollo son los dientes que salen fuera de su lugar y la dificultad de respirar por la nariz...

(Texto maravilloso del maravilloso Eneko Landaburu, autor del libro-biblia por la autogestión de la salud "Cuidate, compa" (editado por Txalaparta) que se publica en el número de mayo de la revista Nabarreria).