martes, 31 de marzo de 2009

esperando...



Marzo apura sus últimos minutos..., se escurren sus segundos finales entre los dedos, y antes de que termine para dar a luz la primavera, y con ello las lluvias que fertilizan la tierra y dan vida al aire, no puedo dejarlo pasar sin traer a la memoria de nuevo estos versos de Fermin...

Esperando a mamá,
esperando a que papá me coja en brazos
esperando el primer día de escuela
esperando a que me crezcan los pechos

Esperando...

Esperando al examen
esperando a encontrar trabajo
esperando a alguien

Esperando...

Esperando al orgasmo
esperando a que él llene mi tiempo
esperando a que nazca el bebé
esperando a que el niño crezca

Esperando...

Esperando a que me venga a buscar
Esperando la visita de los hijos
Esperando la liberación

sábado, 28 de marzo de 2009



"¿Dónde vivía? ¿Por dónde andaba? ¿Cuándo hizo enemigos? ¿Fue alguna vez feliz?
¿Qué pensaría de nosotros? ¿Qué es lo que le daba fuerzas?
No hay que darle más vueltas, los conocemos cuando los perdemos.
Algunos días son así, podemos saber el nombre de nuestros héroes, podemos ir a sus funerales... En todos los periódicos, en primera página, los restos del cadáver gritando: ¡Guerra al Estado, guerra siempre! ¡Hasta que nos dejen en paz!
Si el amor es lo más hermoso, ¿por qué follar a oscuras con la libertad?
Es una amante demasiado peligrosa como para andar contándolo por ahí.
No hay que darle más vueltas, lo que tiene que pasar, pasa y no hay nada bueno para todos. ¿Quién no ama la libertad... aunque le reviente entre las manos?
No puedo ni mirarte, es demasiado. El cadáver gritando sin parar
¡Guerra al Estado, guerra siempre! Hasta que nos dejen en paz."


Vuelve hoy a sonar la vieja canción de Hertzainak, porque los fascistas han vuelto a visitar Vallekas después de tantos años. La Delegación de Gobierno no desautorizó una marcha ultraderechista, con lo que de nuevo la policía decreta el estado de sitio para que un ejército de nazis se pasee desfilando por un barrio obrero insultando a los inmigrantes y gritando consignas (según testigos) como "Carlos, pardillo, devuélvenos el cuchillo". Secuestrando por una tarde el barrio para que se ensucie de consignas racistas. Se han escuchado pelotazos de goma durante casi dos horas, al son de las sirenas. Todas las calles del Puente eran ratoneras por donde continuamente corrían jóvenes escapando de las cargas policiales. El saldo inicial es de 24 detenidos. Todos ellos "antisistemas", según la gran prensa, que para esto siempre es como un niño tonto (aunque a inteligentes no les gana nadie) y vende la noticia, de nuevo, como un enfrentamiento entre bandas, como si hubieran quedado los extremismos a la misma hora para demostrar al mundo lo malísimos que son. En vez de advertir que permitir esta violencia racista y sus provocaciones, y poner a sus pies a las Fuerzas de Seguridad del Estado, es igual a disturbios. El verdadero desorden público es permitir que esto suceda y que las Fuerzas del Orden se empleen a fondo para reprimir violentamente a los vecinos en su propio barrio.
Y esta canción que se escribió para Piti, hoy también es para Carlos, que murió por ponerse delante de una de estas manadas, y era antifascista y vallecano.

jueves, 26 de marzo de 2009

Metáforas del final de la historia



Vuelvo a casa bien entrada la noche y me encuentro a varios nacionales llevándose a un joven inmigrante frente al portal. Y en la red la noticia de que un joven dominicano fue asesinado a tiros la noche anterior en Tetuán por un guarda de seguridad de paisano, que en pleno mono cocainómano le confundió con un camello.

“Cómo quieren ustedes que el trabajador francés, cuya mujer también trabaja, y juntos ganan 15.000 francos… Y que ven al otro lado de las escaleras de su vivienda de protección oficial, hacinados, una familia con un cabeza de familia, tres o cuatro mujeres y una veintena de hijos, que ganan 50.000 francos mediante prestaciones sociales, y por supuesto sin trabajar...
Si a esto le añadimos el ruido y el olor, entonces el trabajador francés se vuelve loco. Y decir esto no es un discurso racista”.


¿Quién dijo esto? ¿Le Pen? ¡¡No!! Jacques Chirac, presidente de la República Francesa, en su famoso “discurso de Orleáns”, el 19 de junio de 1991.

El símbolo del mundo de hoy, para regocijo de quienes preconizaban el final de la historia: la izquierda acabó saliendo en masa a votar en bloque a Chirac para que no saliera Le Pen. Legitimando las urnas que nos dan a elegir entre lo mismo y lo mismo en la "fiesta de la democracia". Menudo fiestón. Mientras, la maquinaria del sistema nunca descansa, vive en estado de guerra permanente, como demuestran los informes que divulgan en su web y sus foros las Unidades de Intervención Policial (con joyas didácticas sobre los antiglobalización como estas: "los llamados "invisibles", supongo que por lo cobardes que son, ya que ante las cargas de nuestras U.I.Ps, desaparecen", o "los globofóbicos están integrados por los sectores más radicales de los que se oponen a la globalización, la cual pretenden sustituir por... nada, la anarquía y la anomia total, no dan ningún proyecto alternativo, son meros destructores sociales. Quieren eliminar el actual sistema de economía de mercado y en esa senda, ensalzan la movilización ciudadana bajo un lema “otro mundo es posible” (ya vereis qué mundo, okupas, vagos y desarrapados cuya máxima aspiración es drogarse y robar para no tener que trabajar)".

Eso dicen "nuestras" fuerzas de seguridad. Y es que cuando un militar piensa... chungo! La historia es que vivimos bajo mando militar y policial, desde la videovigilancia hasta la Administracion Bush, y esos sí se dan el fiestón de la democracia todos los días, sin nadie enfrente capaz de parar los atropellos. Funcionarios armados que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea, cada día más cerca de la seguridad privada parapolicial. ¿Y quién vigila a los vigilantes?

La maravillosa canción que le dedicaron los de Toulouse a Chirac dice perlas como: “podemos morir en el Frente, y hacer todas las guerras, y defender con dignidad un bello trapo de colores… pero siempre hace falta más, nunca es suficiente (...) El ruido, el olor… el ruido del martillo neumático: ¿Quién ha construido esa carretera? ¿Quién ha levantado esa ciudad y quién no la habita?

Para aquellos que se quejan del ruido, para aquellos que condenan el olor,
me presento: Me llamo Larbi, Mamadou, Juan… ¡haced sitio! Guido, Henri, Chino, Ali… ¡y no soy de hielo! (...)
Y si algunos se arrepienten de no ser de piel negra, muchachos, sólo tengo una respuesta: "ustedes tienen suerte".
La igualdad, mis hermanos, no existe más que en los sueños. Cuando entendí la ley, comprendí mi derrota. "Intégrense", decía ésta. Ya estaba todo dicho.
El ruido, el olor... el ruido del martillo neumático".

sábado, 21 de marzo de 2009

25 años de amnesia, 25 años de impunidad


Bahía de Pasaia. La canción fue censurada por la discográfica y hasta hace sólo unos cuantos años pudo ver la luz).

Hace ahora 25 años de aquel suceso que el poder mediático se encarga de invisibilizar. Una emboscada de la policía nacional acababa con la vida de Jose María Izura, Pelu; Pedro María Isart, Pelitxo; Rafael Delas, Txapas; y Dionisio Aizpuru, Kurro, miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Todos cayeron acribillados a tiros.

El 18 de marzo de 1984, la joven Rosa Jimeno era arrestada por la Policía española en Donosti. Mediante torturas, y colocándole una pistola en la nuca, la obligaron a telefonear a su casa y a su trabajo para indicar que no aparecería en unos días. Rosa explica que las torturas de la Policía española no cesaron hasta que lograron que la joven concertara una cita con su compañero Kurro. La fijaron para el 22 de marzo a las 22h, en unas rocas cercanas al puerto de la bahía de Pasaia. Tres destellos de una linterna serían la señal acordada para indicar que el lugar "estaba limpio". Llegaron por mar desde la clandestinidad francesa cinco jóvenes junto a Beltza, la perra de uno de ellos. "Había mucho movimiento y los policías, todos con chalecos antibalas, cogían armas y más armas... Yo me puse muy nerviosa y les preguntaba, inocente de mí, para qué querían esas armas, a la vez que les gritaba que me habían prometido que sólo iban a arrestarlos", recuerda hoy Rosa en entrevistas a las otras formas de prensa.

Cuando hacen la señal convenida, se oyó un "¡Alto, Policía!", a la vez que se iluminaron los potentísimos focos del dispositivo y las balas fueron acribillando a los jóvenes, que cayeron al mar tiñéndolo de rojo. Días después, la autopsia contabilizaría 113 proyectiles en los cuerpos de los cuatro militantes.

La barbarie se justificaba como una venganza por el atentado contra Enrique Casas. Joseba Merino, el superviviente de la emboscada, fue acusado de ser el autor material. Él ha pasado 17 años en prisión. Los autores del crimen de Estado que rentabilizó los asesinatos de Pelu, Pelitxo, Txapas y Kurro, nunca fueron citados a declarar ante ningún juez.

miércoles, 18 de marzo de 2009

hitzak itsasoarentzat

"Berriro sentitzen zaitut, Antoine, nahasia...
Nora ezean zabiltza, Antoine, nahasia...
Gizarte honetan inor ez ote da ohartzen
benetan oinarrizkoa dena ez dela ikusten?

«Video game» kultura honetan
ortopedia nagusitu da
sentimendu protesikoak
mundu autista honetan...

Tabernak hutsik, kaleak hutsik
jendean ez du irtetzeko beharrik
sarean daude konektaturik
interneten bidez psikiatra bizitatzen".

(De nuevo te siento confundido, Antoine...,
andas perdido, Antoine confuso...
¿En esta sociedad nadie se da cuenta
de que lo verdaderamente importante es lo que no se ve?
En esta cultura del "video juego" se ha impuesto la ortopedia.
Sentimientos protésicos en este mundo autista.
Tabernas vacías, calles vacías... La gente no tiene necesidad de salir.
Están conectados a la red, visitando al psiquiatra por internet.
Joxe Ripiau, Antoine Nahasia)

Paradojas de la distancia en la era de las telecomunicaciones... a ratos estamos tan unidos que parece que nos tocamos, aunque estemos cada uno al otro lado del charco, o al otro lado del alma.
Otras veces la tecnología nos devuelve una imagen tan desgarradora como la de una bebé recién nacida, envuelta en una bandeja de plástico en el arco iris derrotado de la sala de la clínica. Lejos de mamá. Rodeada de máquinas y cables. Fotografiada y subida a las redes sociales del ciberespacio en directo para toda la familia, que quizá llora de alegría, cada uno en su nicho, delante de una BlackBerry.
Tanto progreso para que seamos más inhumanos que nunca.
La vida surgió del mar. Y aunque no lo veamos, o nos hayamos creído que ya no está, sigue existiendo, cada vez más lejos, un mar hecho de silencios en el que sumergirse. Un mar profundo como nuestras propias galerías. Hay que volver a llenar ese mar de semillas. Y la soledad de besos. Las galerías de luz. La poesía de pólvora. El lenguaje de caricias y las caricias de palabras.
Todo siempre a contracorriente, para no dejarnos llevar como los peces muertos.

sábado, 14 de marzo de 2009

En la cueva de Alí Babá

Acabo de salir del hipermercado, y no vengo con la euforia que caracteriza a quien cruza el chivato de la caja sin pitar y con algo en los bolsillos. De hecho, vengo mucho más indignado que cuando entré.

En la sección de animales del centro comercial, encontré un juguete para gatos bastante interesante: un ratón con cuerda. Había otro tipo de ratones también, pero éste tendría la gracia en que se movería y haría ruido.

Cuando vi el precio ocurrió lo que suele pasar en este tipo de centros... ¿cómo puede ser tan caro esto? Me dije. Casi cuatro euros.
Al ratito, pensé: "venga, un día es un día..."
Pero al segundo, una gotita de cordura me respondía: "ni de coña".

Total, que me llevé el ratoncito hasta que conseguí encontrar un hueco en el que disimuladamente liberarlo del estúpido envoltorio contaminante de plástico que le daba volumen al producto, y le di vida en mis manos.

Logré pasar por caja sin que ningún pitido enturbiara la calma del templo de ocio moderno y sin que ningún simio me estuviera esperando.

Cuando salí de allí, volví a tomar entre las manos el ratoncito y pude leer en su base: "made in China".

Lo observé detenidamente. Se trataba de un simple plástico recubierto de piel sintética, con dos pegatinas en el lugar de los ojos, y una ruedecita y una cola saliendo de la diminuta caja que tenía el valor de mercado de casi cuatro euros, para los que siempre hay un consumidor que los pagaría gustosamente, porque en eso de producir sólo para quien puede pagar, el mercado funciona de maravilla.

Enseguida me entró la mala ostia, porque de alguna manera era yo quien salía de allí con la condición de ladrón. Si hubiera pitado la alarma, habría vivido ese momento de bochorno en el que el conjunto de consumidores miran a ver qué ha pasado, y hubiera sido etiquetado en el inconsciente de todos ellos como una rata consumidora que no respeta las sagradas leyes del mercado.

Por mi cabeza pasaron, en un momento, los niños y adolescentes que en el culo del mundo dedicaron sus jornadas interminables y sin sueldo ni derechos, a realizar este juguetito para el mercado de los animales domésticos occidentales; pasó también por mi cabeza la cajera del centro comercial, inmigrante latinoamericana (expuesta en fila junto a las otras decenas de mujeres), su irrisoria nómina de contrato temporal y su imposibilidad de sindicarse para reclamar que existe; pasaron todos y cada uno de los peones, caballos y alfiles del tejido productivo (comerciales, distribuidores, logística, repartidores, reponedores...) que cada cual a su manera y cada quien en su medida, también sufren ese más sutil robo de la plusvalía, que sigue siendo exactamente la misma forma de relación productiva hoy que hace ciento cincuenta años.

Los que mueven los hilos y convierten a los demás seres humanos en juguetes a quienes darle cuerda a su consumismo enfermo de conciencias de plástico, jamás se plantearán estas cosas, porque fueron educados en que la mano invisible siempre es invisible y nunca, nunca, tiene nada que ver con la suya. Pero mi mano visible se metió el ratón en el bolsillo. ¿Y quién debe a quién?

Al menos me alegra escuchar cómo la Momo se lo está pasando persiguiendo al ratoncito...

miércoles, 11 de marzo de 2009

París-Texas, Belfast-Gasteiz

Mis palabras son armas con las que asesinarte.
Por favor, no tengas miedo...; por favor, no vuelvas tu cabeza...
Nosotros somos el futuro, el disléxico siglo XXI esnifando pegamento, ciberputas con mentes homicidas y pistola en mano...

Estamos locos, nada cambiará.

Existe una delgadísima línea entre el bien y el mal. Y caminaré de puntillas bajo esa línea sintiendo la inestabilidad.

Mi vida es un circo y estoy tropezando bajo esa cuerda floja. Allí no hay nada para salvarme ahora,así que no miraré hacia abajo.
Y así otra vez, y otra vez, y otra vez, y sucede otra vez, y otra vez, y otra...

No existe un comienzo, no existe un final, todo está en constante cambio.
En estos tiempos en los que avanzamos hacia atrás, recupera tu alma. Olvida tu vacío.
Existe una delgadísima línea entre el bien y el mal (...) Mi vida es un circo y estoy tropezando bajo esa cuerda floja. Allí no hay nada para salvarme ahora,
estoy cayendo al suelo, cayendo al suelo, besando el suelo, sí...

Hablo de la locura, mi corazón y mi alma. Lloro por las personas que tienen el poder. Recuperemos nuestra cordura, tengamos compasión, y seamos responsables de cualquiera de las reacciones que provoquemos. Diablos, no, cómo, el camino, cuál es el camino...
(Tight rope, Papa Roach)


Suenan disparos en la madrugada. La disidencia del IRA retoma las armas en el momento que mejor le viene al Estado para sacar el ejército a la calle y desorientar a los ciudadanos que empezaban a cuestionarse un sistema en quiebra. Otra película bélica de entretenimiento con la crueldad inútil como protagonista principal. Suenan de nuevo campanadas a muerto.

En el País Vasco se celebran elecciones el 1 de marzo, y queda ocultada una revuelta civil pacífica por la invisibilización más absoluta.

La paz siempre tiene un precio. Y ese precio está marcado por los mercaderes de la violencia. El Estado, que jamás va preso, deslegitima toda forma de violencia que no salga de sus entrañas y que no nazca de sus intereses. El monopolio de la fuerza se pasea por las calles con uniforme, por los despachos con etiqueta y por los juzgados con toga y maza. Las mil caras del verdugo ante la población que asiste al teatro cada uno de los días que pasan.

Todos ellos hablan de paz. Pero en la práctica, paz es igual a obediencia a mis principios. El Estado sigue exigiendo no solo el fin de la violencia ejercida por ETA y la kale borroka (como es natural desde un punto de vista ciudadano e, incluso, desde un punto de vista estratégico para cualquier lucha que se quiera popular), sino también la condena firme y expresa (es decir, poner la firma en el comunicado que escriben los otros, y que siempre es el mismo desde hace 35 años) por parte de los movimientos políticos. Si no condenan, se les castiga, como si ellos hubieran apretado el gatillo, con la exclusión y el apartheid político. Yo me pregunto qué hubiera pasado si nada más morir Franco, hubieran sacado una ley por la cual quien no condenara el franquismo, quedaría apartado de las instituciones públicas y de la legalidad en la calle, en las urnas, en la política... sería como devolver al fascismo (que ya estaba integrado plenamente en los aparatos del Estado) a la calle, invitándolos a salir otra vez del cuartel. Pero de esa Transición, para tantos (y sobre todo para la derecha) tan modélica y ejemplar, nunca toman ejemplo ellos mismos. Y no condenaron ni siquiera tibiamente el golpe de Franco hasta 2002, amparándose año tras año en las mismas palabras y los mismos argumentos que siguen sin aceptar a los demás. Y exigen que no se deje de remover la tierra y que la amnesia de sus crímenes siga gobernando por decreto.

En el alboroto mediático sobre las elecciones vascas, no faltan los extensos análisis de las grandes luces pensantes de nuestra cultura. "Vuelco electoral", titulan.
Pero se olvidan de contarnos algo.
Nos enteramos al día siguiente, gracias a las otras formas de comunicación, de que se ha invisibilizado una revuelta civil del movimiento político de la izquierda abertzale, a la que no se le ha dedicado ni un segundo (que no fuera para criminalizarlos) en el teatro, ni antes ni después de los comicios. Desde días antes, grupos de personas se encargaron de movilizar y repartir por pueblos y barrios las papeletas de la última plataforma ilegalizada, sin la cual hay quien ve imposible llegar a ningún horizonte de paz, más allá del enfrentamiento armado entre la banda militar y la violencia de Estado.

El día de las elecciones más de 100.000 personas (casi el 10% del electorado) votaron con esa papeleta declarada nula por los tribunales. En escaños les habrían sido designados siete representantes en el parlamento de Gasteiz, siendo en Guipúzcoa la tercera fuerza política, por delante del PP. Qué decir que, si hubieran concurrido legalmente, los resultados harían imposible cualquier opción de lehendakari para Patxi López. Y sin embargo, son expulsados al monte.

Mientras tanto, la opción más paranoica del otro lado de la trinchera, UPyD, tiene durante días la llave del gobierno vasco pese a haber conseguido sólo 22.000 votos.

Y nos queda la pregunta: ¿no se suponía que el objetivo era que la facción militar se integre en la lucha política? Cada vez valoro más el fragmento aquel de “Lobo”, en el que le explican al infiltrado que a nadie le interesa resolver el conflicto, con el rentabilísimo negocio que representa. Y suenan disparos de nuevo en Belfast...