lunes, 29 de septiembre de 2008

Carabanchel


Desde los barrotes de la celda se deja ver la vida del barrio. Las terrazas con sus plantas, la ropa tendida llena de colores… Al fondo, las largas torres de viviendas.
Pero la realidad aquí solo tiene ocho metros cuadrados. Y la vida en el patio hoy sólo reside en un árbol que se hizo fuerte entre las amarguras y la resistencia humanas, testigo de los peores horrores durante 60 años.

Mil presos antifascistas levantaron la cárcel de Carabanchel en 1940. Y en ella estuvieron recluidos durante toda la dictadura miles de presos políticos. Allí pasaron sus últimas horas Granados y Delgado (dos jóvenes anarquistas ejecutados por un asesinato que nunca cometieron) y los últimos cinco presos (tres del FRAPP y dos de ETA) sobre los que cayó la firma del verdugo sin que le temblara la mano, y de los que ayer se cumplieron 31 años de su fusilamiento en Hoyo de Manzanares sin que nadie los recuerde. Al final de la historia, la lucha antifranquista, la COPEL… consiguieron una amnistía general a cambio de una amnesia general, que es la que hoy “disfrutamos” todos (en la cárcel ha seguido entrando gente desde el 77 hasta hoy y buena parte de ellos son presos políticos –aunque recuerdo la frase de Haro Tecglen de que todos los presos son políticos y la suscribo). Al fin y al cabo, la palabra tiene la misma raíz griega y ambas significan olvido. Pero este museo de la represión franquista no debe perderse en esa misma amnesia.

Con la llegada de la autodenominada democracia, vinieron los motines de la COPEL. Y después de un documental de TVE de los años 90, que sembró la polémica porque demostraba que las cárceles no son más que centros de exterminio donde se hacina a la población marginal (el 80% de los presos lo son por delitos menores, como robos con intimidación (los grandes ladrones que estafan 1.000 millones nunca entran), y la cárcel nunca cumple su función porque no reinserta a nadie, ya que el 75% reincide al salir a la calle y comprobar cómo sus heridas personales, familiares y sociales, lejos de cerrarse, se han abierto en canal) y dentro se les empuja al abandono, a la heroína, al sida y a la muerte lenta…, se inició el proceso para sustituir la cárcel por una comisaría y una cárcel de las que hoy cumplen una actividad más útil para este sistema que nos educa en la violencia y el robo y luego hace efectivo su monopolio para encerrar a quien le sobra y a quien lucha contra él: los Centros de Internamiento de Extranjeros. Y el resto del recinto para especulación urbanística. "Esta prisión tiene piel y huesos", dice un miembro de la Asociación de Vecinos para mostrar que no se podrá borrar de la memoria aunque la derriben.

Entrar en ella, aunque hoy sea un recinto abandonado y saqueado, sigue siendo una oportunidad de por visitar uno de los lados oscuros de la democracia. Se hace necesario acercar la sociedad civil a la cárcel, que hoy acoge ya a 70.000 personas, y buena parte de ellas son mujeres. Entrar para que por la ventana salgan vientos de libertad y no aires fétidos de podredumbre, como muestra la bonita película "El patio de mi cárcel" de Belén Macías.

Los presos acostumbran a decir que los muros no están para proteger a la gente de los reclusos, sino para esconder a los que viven fuera del terror y las horribles formas de vida que se dan en los módulos penitenciarios. También dicen que, una vez dentro, lo raro es que no te quieras morir. Y por eso en los pasillos de las plantas altas de las galerías ponían redes para evitar la tentación a los internos de tirarse al vacío.

martes, 23 de septiembre de 2008

Mapa lírico-político contemporáneo de la margen izquierda vasca

La voz: Egin, Egin Irratia, Euskadi Información, Egunkaria, Gara…220.000 ojos, 220.000 oídos.
La piel: Benito Lertxundi, Bernardo Atxaga, Jon Maia, Mikel Laboa, Joseba Sarrionaindia, Itoiz, Pantxo ta Peio, Oskorri, Hertzainak…
El viento: Soziedad Alkoholika, Berri Txarrak, Su Ta Gar, Fermin Muguruza, Manu Chao, Pirrintx eta Porrontx, Gaitzerdi…
Las raíces: el viejo roble, AEK, las ikastolas, el euskara, Aia, Jainkoa, Aitor, Galíndez, Basajaun, la pelota, la margen izquierda, la batalla de Euskalduna…
La tierra: Itoitz, Lemoiz, Lakabe, Artozki…, los gaztetxes urbanos…
La palabra: Herri Batasuna, Herritarren Zerrenda, Euskal Herritarrok, Batasuna, Autodeterminaziorako Bilguneak, Abertzale Sozialistak, Abertzale Sozialisten Batasuna, Acción Nacionalista Vasca, Partido Comunista de las Tierras Vascas… de 180.000 personas a 300.000 bajo las siglas que sean.
La piedra: Jarrai, Haika, Segi, Askatasuna, la kale borroka, la mendi borroka, Gestoras ProAmnistía…
El hacha: Melitón Manzanas, Carrero Blanco, la V Asamblea, Tomás y Valiente, Miguel Ángel Blanco, Ernest Lluch, la T4… así hasta más de 800 cruces dispersadas por la geografía peninsular.
La bota: Franco, UCD, PSOE, PP, PNV... Guardia Civil, Brigada Político-Social, Ertzaintza… régimen militar, guerra sucia, dispersión, aislamiento, dispersión dentro de la dispersión, doctrina Parot…
El látigo: Proceso de Burgos, sumario KAS-ETA-EKIN, sumario 18/01, sumario 18/98… Tribunal Militar, Tribunal de Orden Público, Audiencia Nacional, Tribunal Supremo…
Las jaulas: Martutene, Soto del Real, Cáceres 2, Topas, Herrera de la Mancha… 586 presos en el Estado español, 157 en el francés (menos de una decena en tierras vascas).

Entre dos aguas de tinta y sangre discurre la historia sin que se escriba nunca un final que convenza a todos.

Preguntitas que me surgen a gritos de este mapa que no sale en los medios habituales: ¿es que hay 180.000 etarras? (¡qué organización más sólida, pues!) Y... ¿qué sería del Gobierno -cualquier Gobierno- sin ETA? ¿Qué sería de ETA sin la tragedia de los presos? ¿Qué sería de España sin ETA? ¿y qué sería de ETA sin España? La doctrina de acabar con ETA sin diálogo ni negociación, por la vía policial-militar-judicial… ¿implica extirpar no sólo la piedra y el hacha, sino también la voz, la piel, el viento, la tierra, las raíces y la palabra? Es un árbol demasiado arraigado como para tirarle una bomba atómica. Sería un ginkgo irreductible... lo que pasa es que, además, cada vez que es atacado el árbol, sale fortalecido.

En fin, lo que acaba sucediendo ciclo tras ciclo es que, después de cada ronda, cada jugador recoge sus nuevos votantes/adeptos antes de pasar de nuevo por la casilla de salida. Como la espiral sangrienta del petróleo o el coltán de las telecomunicaciones, este un negocio demasiado rentable como para ponerle fin. Y, como en aquellos casos, las que pagamos con la desorientación mental, sacrificando gratuitamente la confrontación de clases por el enfrentamiento entre pueblos y sufriendo la represión colectiva, somos siempre las mismas. Cuando la única paz duradera posible sería la que uniera desde abajo, pueblo a pueblo, en eso que llaman solidaridad internacional y que no es más que la ternura entre los pueblos (el viejo sueño que hizo posible frenar el Proceso de Burgos...) algo que aquí y ahora está bastante podrido, una vez más, por el poder mediático y sus raciones de incansable odio diario para que las consumamos y nos consumamos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Animales salvajes

“every day I’m calling mayday,
gure amets karratuentzat borobilegia baita mundua”

(suena la BSO de Esne Beltza, “Mi güey”)


Hace unos meses estaba escribiendo un reportaje sobre cómo viven los ecuatorianos en Madrid, a raíz de la muerte de un joven una noche en Entrevías, y me acerqué al local de la COIN (Coordinadora de inmigrantes) en el barrio para entrevistar a su presidente. La puerta estaba abierta, y entré. En el interior, todo estaba bastante oscuro, un amplísimo espacio bastante diáfano. A los pocos segundos aparecieron unos niños que estaban escondidos. Uno quiso aparentar seriedad, como el niño del chiste (¡¿quién llama a peta!?), y se acercó con pasos valientes para preguntarme “¿qué quiere?” El hermano mayor, sin duda. Asumiendo sin miedo la responsabilidad del local, de la familia, de la organización, como uno de esos comandantes infantiles que la selva de las Américas acoge orgullosa para defenderla. Con infinita cautela y pensados movimientos, proteccionista y seguro de sí mismo, me escuchaba: “...yo vengo de este periódico, y me gustaría entrevistar a tu padre”. “No está”, me dijo al instante, mientras el sentido común me decía que el muchacho mentía descaradamente… así que me puse a hablar con él para hacer tiempo hasta que alguien bajara de la planta de arriba. Le fui enseñando la grabadora, los periódicos que traía, mi cuaderno… y él se mostró dispuesto a ayudarme: “pregúntame a mí”, me decía. “Yo te cuento lo que necesites saber”. Y le fui haciendo preguntas en una entrevista imaginaria en la que podía ver cómo el niño crecía poco a poco de tamaño. A su lado, una niña en segundo plano, le acompañaba en silencio y con infinita timidez, como su propia sombra, haciéndose cada vez más pequeña. Al minuto bajó una mujer, quien me contó que quien buscaba yo estaba arriba trabajando. Subí con ella y charlamos un rato de cómo los sueños se desvanecen en el mundo del egoísmo y de la mentira.

El miércoles pasado el local de la COIN sufrió un ataque fascista. A dos días de la celebración del Foro Mundial de las Migraciones (donde la COIN era una de las entidades que lo organizaban) cuatro energúmenos entraron en el local para intimidar y amenazar a la gente que había dentro recibiendo cursos de formación.

El dirigente de la asociación llamó a la policía. Y cuando se plantaron allí los defensores del orden, lo primero que hicieron fue pedirle la documentación al miembro de la COIN que había llamado. Él mostró un pasaporte de exiliado político. “Esto no vale”, le dijo el policía. Y el dirigente trató de explicar que nunca había tenido ningún problema con ese documento, que era perfectamente legal ese pasaporte, ya que se trata de un refugiado político y tenía pleno derecho...
“Vete a pedir derechos a tu país”, le espetaron los policías, según el posterior testimonio de quien se atrevió a alterar por descuido el orden público.
Y se lo llevaron detenido.
A él.
Los cuatro fascistas se fueron tranquilamente por su propio pie.

Y sigue sin pasar nada en el paraíso de la normalidad española. En Roquetas, el senegalés que fue apuñalado desangró su vida lentamente mientras esperaba durante hora y media a que llegara algún tipo de ayuda médica. El centro de salud del pueblo se encuentra a 300 metros, y el cuartel de la guardia civil a 450 metros. Hora y media tardaron en atender a un hombre cuya vida no valía ni la pena.
Hace poco, en la Casa de Campo de Madrid, escuchamos a un Policía Nacional decirle a otro “a este nos lo llevamos y le dejamos en cualquier cuneta tirado por ahí”, poco antes de llevarse a un latinoamericano borracho que estaba incordiando al personal…
Y no hace falta más que darse un paseo por cualquiera de los barrios con escasos recursos de la capital que acogen la inmigración más pobre, para ver in situ los toques de queda que se efectúan cada día a las nueve de la noche y conocer el miedo en las miradas que cruzan cada una de las estrechas esquinas que doblan los callejones de la incertidumbre, ya que no podemos ver las miradas de todas las personas detenidas en los Centros de Internamiento de Extranjeros que el Estado se encarga de escondernos.
Y los fascistas sólo a veces van sin uniforme, pero nunca se sabe a ciencia cierta cuándo son más peligrosos.

Los inmigrantes son seres sin voz, cuerpos sin alma, entes sin emociones en un mundo donde parece que lo único que tiene sentimientos en esta locura es el mercado. Leo: “el BCE trata de calmar a los mercados con una inyección de capital…” “Wall Street lucha por sobrevivir a la crisis”… bancos que se enfadan, inversores tristes, bolsas que castigan o se alegran, dirigentes que piden que no se toque al mercado porque el mercado descargará la cólera de dios.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Animales domésticos

El hombre es un animal social, decía Aristóteles. “Zoon politikon”, que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. Y de esto hace casi 2.400 años.
Hoy nos educamos durante toda la vida en el individualismo y la libre competencia, sobre la idea de que el hombre “es egoísta por naturaleza”. Sin darle cancha al asunto de que lo que yo haga tendrá consecuencias, ya sea comprar plástico o verdura, linux o microsoft, gasolina o bicicleta...

Lo que no deja lugar a dudas es que la política está en todo lo que hacemos, aunque queramos negarlo. Hasta lo más inocente. Todo es política y la política está en todo. Desde la industria de Hollywood con sus buenos y malos, hasta lo que intenta ser no más que un sketch para mandar a los niños a la cama. A las 21h de la noche salen en Telemadrid “Los Patata”, unos peluches animados que a mí de pequeño (y ahora de más pequeño, aún más) me gustarían mucho. Desconozco si quien ideó el producto pensó en ello (y en el fondo es lo de menos), pero en algo aparentemente tan superfluo podemos ver cómo implícitamente nos están vendiendo como sin querer el modelo de “familia normal”. El padre y la madre, caracterizados él con bigote y ella con rulos, durmiendo en la misma cama, mientras que en un recuadro aparecen el niño y la niña separados de sus padres en habitaciones propias, bebitos experimentando esa primera castración de la que hablan los que aman a las criaturas, la dosificación del cariño, la domesticación del deseo...) No me imagino a ningún otro mamífero ante tal escena si no es todos juntos acurrucados. Aunque la especie humana, al fin y al cabo, que se distinguía a sí misma hasta hace poco de las demás especies por el término sublime de "animal racional", sigue luchando por diferenciarse de los mamíferos eligiendo rechazar también la lactancia y sus tesoros.

Creo que le di vueltas al asunto porque acababa de terminar el “tediodiario” y mantenía una chispa de la mente alerta, o un poco de locura, quizás. Noticias que moldean con esmero nuestros idearios y nuestras emociones, desde el miedo al odio, pero nunca, por ejemplo, el valor de la solidaridad. El otro día me contaron que había muerto Celia Hart, y en el momento no lo lamenté demasiado (recordaba su nombre, más el de sus padres, pero poco más, y no fui capaz de sentir tristeza). Fue abrir internet e indagar un poco en quién era y estremecerme por completo. Entonces uno piensa cuánto no serán de moldeables nuestros sentimientos cuando todos los telediarios de todos los medios de comunicación de masas emiten incesantemente la misma lista de noticias al día con sus dosis de sonrisas y lágrimas.

Los reality shows educan nuestra capacidad de asombro, cultivamos el morbo con el Gran Hermano y sucedáneos, los programas rosa nos cuentan dónde está la felicidad y qué hay que comprar para conseguirla, el fútbol nos invita a formar parte del espectáculo y hacer patria. Cada vez más canales para estar más alejados de nosotros mismos.

En la gala de inauguración de los JJOO de Pekín salió una niña preciosa a cantar al mundo la gran mentira del escaparate: escondida en un búnker de vergüenza, la niña de verdad que cantaba no se podía ver porque era gordita y no tenía la sonrisa perfecta como la niña de mentira que encantó a todo el mundo con la voz que no era suya.

Consumimos mentiras sin escrúpulos y las de menos son las que emite el telediario.

Aunque sea un tópico y peque de nostálgico, yo creo que antes la tele era otra cosa. La publicidad no tenía tanto poder, y las dos cadenas que había eran públicas y no estaban tanto al servicio de las grandes corporaciones de las que depende la empresa privada productora de opiniones. Desde el marxismo satírico de La bola de cristal, con sus mensajes a los niños para que lo cuestionaran todo, para que valoraran a los amigos, para que desobedecieran la norma…, hasta los dibujos que había, desde los Fraguel Rock que vivían en comunidad sus problemas, a la rebeldía que ocultaba Pippy Langström, que vivía sin padres y hacía lo que le daba la gana. Las grandes producciones de RTVE, sacadas de las grandes novelas decimonónicas de la literatura española y que cultivaban altas pasiones, hoy son sustituidas por el culto a las pasiones más bajas, un morbo que vende en una espiral mercantilizada, donde si no se supera cada día el listón, no funciona el producto. Sustituimos los mensajes como “sólo no puedo; con amigos, sí”, “si no quieres ser como ellos, lee”, “vamos a desenseñar a desaprender”o aquello de "tienes 15 segundos para imaginar (...) si no has imaginado nada, es que deberías ver menos la tele"… por sesiones de media hora en la que salen unos muñecos mudos que saludan durante diez minutos y se despiden durante otros diez, como hacen los Teletubbies, o por verle el culo cada dos minutos a Shin Chan.

Cuánto agradecería el mundo que recuperáramos la conciencia crítica, la capacidad de cuestionamiento ante lo establecido… más allá de si elegir Telepizza o Burger King, El Corte Inglés o Ahorra más, gasolina o diésel, PP o PSOE...

Y ante esto, un estudio de la Universidad de Comillas dice hoy que un 17% de los más pequeños están solos durante toda la tarde atados al televisor, mientras que el 43% de los menores de once años ya tienen teléfono móvil. Poco amor se le puede tener a una criatura para regalarle esa infancia robada, ese billete de ida hacia el mundo de los adultos. Mucha magia y mucha suerte, como decía Galeano, tienen los niños que consiguen ser niños.



En la naturaleza, en mitad del paraíso cántabro, el perro y el gato juegan juntos a ser salvajes, sin importarles si son enemigos declarados o si de mayores se jurarán odio eterno.

Y uno baja del monte y entra en la civilización Carrefour (basta casi con cruzar la calle, ya que el monstruo ha llegado ya hasta los pies del monte) y encuentra una tienda de animales (en todos los megacentros comerciales ya hay uno, criando animalitos como si fueran tomates y encerrándoles de bebés en solitarias jaulas de cristal).


En ella, este insólito cartel donde facilitan la libertad del animal en cómodos plazos. Si deshumanizamos a los niños, qué no haremos con los cachorros de las demás especies animales y vegetales.
Y no sé qué podemos hacer contra tanta barbarie normal…, de momento, seguir esperando el sueño del día en que en la calle los automóviles sean atropellados por los perros, los niños puedan jugar a ser niños sin tener que ser lo que los adultos quieran que sean, y los adultos puedan jugar a ser humanos sin tener que hacer lo que la sociedad de mercado espera de ellos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tiempo de silencio

El joven aspirante a médico experimentaba las noches en vela con ratones un sueño irrealizable para huir de los días del hambre. Hoy, mientras la mitad del mundo se muere de hambre y la otra de indigestión, lo que se sufre casi por igual es la soledad humana.
Leo que en Japón un tercio de la población vive sola. Y para paliar esa soledad, surgen en la ciudad cafés llenos de gatos. Gatitos mansos perfectamente domesticados ofrecen compañía a los hombres solos y a las mujeres solas, como un reclamo más al servicio del mercado del mundo al revés.
Poco a poco el ser humano va siendo menos humano consigo mismo y con lo que le rodea, que utiliza sin escrúpulos como tabla de salvación para no caer del todo. “De nada servirán las pastillas cuando todos padezcamos la depresión”, venía a decir uno de los chavales de Los Edukadores, antes de poner en las casas de los ricos mensajes como “tienes demasiado dinero” y “tus días de abundancia están contados”… Una película que tantos diálogos nos ofrece sobre nuestros modos de vida. En Wall-e, la civilización que durante años compró todas las mentiras que nos ofrece el sistema a un precio módico (ya sea en su frente de bienes de consumo como en el de los bienes de la desinformación y la incultura) acabó tragándose la peor de todas: que la vida es una mentira, y siempre ha sido así porque el confort es vivir en una cápsula, dejándose llevar sentado en la máquina, engordando y sin cuestionarse el viento que otros soplan para traernos a cuentagotas deseo dosificado en cómodos plazos.
Y en estos días de derrumbe y de final de un falso sueño, donde parece que no es tiempo para el amor, recuerdo La haine, y la frase de Kassovitz “esta es la historia de una sociedad que se derrumba, y que mientras va cayendo, no para de repetirse: “hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien”. Y eso me lleva a la hermosa letra que nos escribió Giusepe para recordar a los dos menores de Toulouse que, huyendo de la brutalidad policial, se escondieron en un generador eléctrico y se electrocutaron dentro… aquella tragedia de los marginados dio lugar a las revueltas de los suburbios que durante meses llenó de ira y de llamas las noches de la periferia parisina:

“Un tipo cae de lo alto de un tejado y piensa: por ahora todo va, por ahora, todo… la periferia gira, pero en el centro el movimiento es sordo, mundo de sordos. Tras cada esquina hay chispas que quieren saltar, tras cada instinto un perro quiere morder. Salta la valla del mundo al revés, se electrocuta el barro de que están hechos tus pies…
Y en los días sin voz el odio se nos agarró dentro. Y en las noches sin luz otros coches ardían dentro de nuestro corazón. Se consume la mecha del abandono en el cemento, donde cuaja la desigualdad…
Sigue cayendo, y el tipo anula sus sentidos: “por ahora todo va, por ahora todo…” Que esto es volar lo tenías tan asumido…, que no es del todo cierto, ¿quién te lo va a contar? Y el sordo mira hacia dentro en su ombligo y devora su 4% TAE, y nota el movimiento de la acera que se calienta bajo sus pies, y surgen periodistas y todos conocen las causas de la situación. Hablan de revueltas después de tantas vueltas dadas sin respiración…”


(la foto, de las txosnas de Bilbo' 08, aparece por cortesía de Andoni)

Y por eso, ahora que en unos días se cumplirán dos meses del día en que puse un contador en el blog y veo que me encontraré registradas casi 500 visitas desde uno y otro lado del Atlántico, os agradezco a todas las personas que caéis por aquí, ya sea por gusto o por tropiezo, por formar parte de estos 500 antídotos silenciosos contra la soledad. Ella sigue estando en el horizonte, y así será siempre. Pero lo que está claro es que, al revés del mundo, ella cada día está menos sola. Y así será siempre.